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LA DEVOCIÓN A MARÍA MOLDEA LAS VOCACIONES EN LA IGLESIA: UN INTERESANTE ESTUDIO

 

Las cifras son contundentes. Casi nueve de cada diez encuestados describen una devoción viva a María, expresada con mayor frecuencia a través del rezo del rosario, las peregrinaciones o el uso de medallas devocionales. Para muchos, estas prácticas no son simplemente hábitos privados, sino fuentes duraderas de identidad y fortaleza en el ministerio

 

Una nueva encuesta a líderes católicos en Estados Unidos ofrece un conmovedor recordatorio de la profunda influencia que la figura de María, Madre de la Iglesia, sigue ejerciendo en la vida y el llamado de sacerdotes, diáconos, obispos y religiosos.

 

Realizado por el Centro de Investigación Aplicada al Apostolado (CARA), en colaboración con la Diócesis de Saginaw, el estudio recabó las respuestas de más de mil clérigos y superiores mayores, revelando patrones de fe que abarcan desde la catequesis infantil hasta la realidad del ministerio eclesial.

 

Las cifras son contundentes. Casi nueve de cada diez encuestados describen una devoción viva a María, expresada con mayor frecuencia a través del rezo del rosario, las peregrinaciones o el uso de medallas devocionales. Para muchos, estas prácticas no son simplemente hábitos privados, sino fuentes duraderas de identidad y fortaleza en el ministerio.

 

Más de tres cuartas partes afirmaron que la devoción mariana los ha fortalecido directamente en su vocación. Lo que es especialmente notable es la continuidad de esta devoción a lo largo de generaciones y ministerios. Casi todos los encuestados tuvieron su primer encuentro con María en la infancia, a menudo a través de la oración familiar o la vida parroquial, y para muchos esa familiaridad temprana se convirtió en una guía vocacional.

 

El 44 % visitó un santuario mariano antes de comprometerse con la vida religiosa o la ordenación, siendo Lourdes, Fátima y Guadalupe los lugares citados con mayor frecuencia como momentos decisivos de confirmación espiritual.

 

La encuesta también revela tensión. Si bien la devoción a María está muy extendida, el estudio formal de la mariología está rezagado. Casi la mitad de los encuestados calificó su formación teológica en este ámbito como deficiente, y poco más de la mitad había realizado alguna vez un curso dedicado a ella.

 

Aun así, un número significativo abrazó actos personales de consagración a María, inspirados por figuras como San Luis de Montfort, San Juan Pablo II y San Maximiliano Kolbe. Los resultados muestran cómo la devoción mariana se extiende más allá de la oración personal a la cultura eclesial.

 

Un tercio de los encuestados afirmó que la identidad mariana de su diócesis o comunidad religiosa influyó significativamente en su elección vocacional. Los títulos marianos, desde Madre de Dios hasta Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, se citaron como referentes significativos, mientras que pasajes bíblicos, desde la Anunciación de Lucas hasta el relato de Juan sobre Caná y el Calvario, siguen siendo puntos de referencia centrales.

 

Al pedirles que mencionaran qué representa María para ellos hoy, las respuestas fueron íntimas: compañera, intercesora, modelo, madre, inspiradora de vocaciones. Muchos la describieron como una presencia constante en momentos de discernimiento, una figura que brindaba consuelo y desafío a la vez.

 

En general, la encuesta sugiere algo perdurable: en una época en la que las vocaciones disminuyen y la Iglesia en Occidente se enfrenta a dificultades culturales, la devoción a María sigue siendo una fuerza silenciosa pero potente. Su presencia en la vida de la Iglesia no es una reliquia del pasado, sino una corriente activa que fluye bajo la superficie de la vida eclesial, guiando, sosteniendo y recordando a los ministros su llamado a llevar a Cristo al mundo como ella lo hizo en su día.

 

AcaPrensa / Jorge Enrique Mújica / ZENIT

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