El Papa León XIV podría visitar el Líbano antes de que termine el año. Así lo afirmó el patriarca maronita, cardenal Bechara Rai, en una entrevista concedida a la cadena saudí Al-Arabiya. Según Rai, el Santo Padre viajaría al país “en algún momento entre ahora y diciembre”, aunque el Vaticano todavía no lo ha confirmado oficialmente.
Diplomáticos en Roma consideran prácticamente segura la visita, que podría unirse al desplazamiento previsto a Turquía para participar en las celebraciones del 1.700º aniversario del Concilio de Nicea, programadas en Iznik y Estambul a finales de noviembre. La presencia del Papa en ambos países tendría un alcance simbólico enorme: Turquía, donde se definieron los fundamentos del Credo cristiano, y Líbano, tierra marcada por la huella de Cristo y hoy azotada por la violencia.
Un gesto de apoyo a los cristianos de Oriente
La visita al Líbano enviaría un mensaje inequívoco de apoyo a los cristianos de Oriente Medio. El país del Cedro, que alberga la mayor comunidad cristiana de la región, vive una situación delicada: presionado por el avance del islamismo político en los países vecinos, sometido a la tensión con Israel y debilitado por una crisis política y económica interna que lleva años sin resolverse.
Líbano es tierra mariana por excelencia. En Harissa se levanta el santuario de Nuestra Señora del Líbano, uno de los más visitados del mundo árabe, y las advocaciones marianas impregnan su vida religiosa. Para León XIV, que desde el inicio de su pontificado insiste en el fin de las guerras y en la intercesión de María como Reina de la Paz, el viaje tendría una fuerte carga espiritual. Sería también un modo de recordar que, según la tradición, Cristo mismo pasó por las tierras de Tiro y Sidón, prolongando su predicación en lo que hoy es suelo libanés.
Un país en la encrucijada
La visita papal se produciría en un momento de máxima tensión. Israel mantiene abiertos varios frentes militares en la región y la frontera sur del Líbano es escenario recurrente de enfrentamientos. En paralelo, las comunidades cristianas libanesas viven asediadas por la presión cultural y política de un islamismo institucionalizado en la región. La presencia del Papa sería un signo de aliento para una Iglesia que resiste en medio de la tormenta.
Los viajes de los papas al Líbano
La historia reciente conoce momentos memorables de cercanía entre los pontífices y el Líbano.
San Juan Pablo II visitó el país en 1997, en un momento de esperanza tras el final de la guerra civil, para entregar la exhortación apostólica Una esperanza nueva para el Líbano. En aquel viaje, el Papa polaco definió al Líbano como “más que un país, un mensaje” de convivencia entre religiones y culturas.
Benedicto XVI viajó en 2012, cuando firmó en Beirut la exhortación Ecclesia in Medio Oriente, fruto del Sínodo de los Obispos sobre Oriente Medio. Su visita quiso alentar a los cristianos de la región en medio de la llamada “Primavera Árabe” y de las amenazas que ya se cernían sobre Siria y el Líbano.
Francisco planeaba visitar el país en 2022, pero finalmente el viaje no se llevó a cabo por razones de salud.
La llegada de León XIV supondría, por tanto, la tercera visita de un Papa al país en menos de treinta años, confirmando la centralidad del Líbano para la Iglesia universal.
Una gran noticia para los católicos
De confirmarse, la visita papal sería una de las noticias más importantes del año para la Iglesia en Oriente. Líbano, tierra mariana, lugar donde resonó la predicación de Cristo y refugio de los cristianos de la región, recibiría al sucesor de Pedro en un momento crítico de su historia.
León XIV, que ha hecho de la súplica por la paz un eje esencial de su pontificado, pondría su pie en una tierra herida pero portadora de esperanza. Una tierra que, como recordó Juan Pablo II, tiene la misión de ser “más que un país, un mensaje”.
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