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10 MOMENTOS DEL JUBILEO DE LOS JÓVENES 2025 AcaPrensa / InfoVaticana

Este fin de semana Roma volvió a ser el corazón de la juventud católica mundial en el Jubileo de los Jóvenes convocado por el Papa León XIV. Más de un millón de jóvenes peregrinaron a la Ciudad Eterna entre el 1 al 3 de agosto para encontrarse con Cristo y con la Iglesia, en un evento marcado por momentos de profunda espiritualidad, unidad y oración… —y alguna que otra escena cuestionable al momento de conservar la sacralidad en la liturgia—.

 

  1. Jornada penitencial en el Circo Massimo

 

El primer gran acto fue la Jornada Penitencial en el Circo Massimo, donde miles de jóvenes hicieron fila durante horas para confesarse y experimentar el sacramento de la reconciliación. Fue un gesto elocuente en tiempos donde el mundo banaliza el pecado y la conversión. Allí, se propuso, sin adornos ni concesiones, la alegría que solo puede nacer del perdón de Dios.

 

  1. La proclama de una juventud cristiana sin complejos en Trastevere

 

Ese mismo día, la basílica de Santa Maria in Trastevere acogió a jóvenes de todo el Mediterráneo para la proclamación del “Manifiesto de Jóvenes Cristianos de Europa”. En un continente que intenta despojarse de sus raíces, estos jóvenes se atrevieron a reivindicar su identidad cristiana, conscientes de que la fe no es un residuo del pasado, sino un fundamento para el futuro.

 

«No somos turistas de lo espiritual. Somos peregrinos de sentido. Venimos con mochilas llenas de dudas, heridas, canciones y esperanza. Y con una certeza en el corazón: Cristo está vivo. Y nos llama».

 

  1. La misa de los jóvenes españoles: entre la creatividad y la confusión litúrgica

 

Los jóvenes españoles celebraron una misa marcada por una performance de danza contemporánea. La iniciativa buscó representar artísticamente la vitalidad de la juventud, pero también expuso la creciente tendencia a diluir la sacralidad de la liturgia en nombre de la expresividad cultural.

 

  1. El testimonio de Pascale Rafic: el dolor que se transforma en esperanza

 

La tarde del viernes estuvo marcada por un encuentro profundamente humano: el Papa recibió a los peregrinos egipcios que acompañaban el recuerdo de Pascale Rafic, una joven de 18 años fallecida durante el Jubileo. León XIV recordó que la resurrección es fuente de esperanza y que el dolor cristiano nunca es estéril.

 

  1. La vigilia inicia con música, pero termina con el silencio frente al Santísimo Sacramento

 

La vigilia del sábado comenzó con conciertos de artistas como Il Volo, en un ambiente festivo que llenó Tor Vergata de entusiasmo. Sin embargo, más allá del espectáculo, el verdadero centro de la vigilia era la preparación espiritual para el encuentro con Cristo en silencio y adoración. La Iglesia recordó así que la auténtica alegría no es euforia pasajera, sino fruto de la oración y el testimonio.

 

  1. Diálogo en Tor Vergata: el Papa interpela a los jóvenes

 

El punto culminante de la vigilia fue el diálogo del Papa con los jóvenes. León XIV les instó a no conformarse con una fe superficial ni con los estándares mediocres que el mundo les ofrece. Fue un llamado a la autenticidad, a no tener miedo de vivir la radicalidad del Evangelio en medio de una cultura hostil a la verdad.

 

«Si queréis encontrar al Señor, escuchad su Palabra, buscad la justicia, servid a los pobres, permaneced unidos a Él en la Eucaristía. Adoradle en el Santísimo. Estudiad, trabajad y amad según su estilo».

 

  1. El recuerdo de María Cobo: la muerte no tiene la última palabra

 

En la vigilia, el Papa también recordó a María Cobo, joven madrileña que falleció días antes del Jubileo. Su mención no fue un gesto protocolario, sino un recordatorio de que la Iglesia peregrina siempre con la mirada puesta en la eternidad. En tiempos donde la cultura de la muerte se disfraza de bienestar, es un testimonio y recordatorio que la vida verdadera comienza más allá de esta tierra.

 

  1. La Santa Misa ante un millón de jóvenes: “No acumuléis, compartid”

 

El domingo, en la explanada de Tor Vergata, León XIV presidió la Misa de clausura ante más de un millón de jóvenes. En su homilía, advirtió contra la obsesión por el consumo y la acumulación, exhortando a compartir con alegría. Fue una catequesis directa contra las falsas promesas del materialismo contemporáneo.

 

«Aspirad a cosas grandes, a la santidad, estéis donde estéis. No os conforméis con menos. Entonces veréis crecer cada día, en vosotros y a vuestro alrededor, la luz del Evangelio».

 

  1. El Pater Noster: un clamor universal de fe

 

Durante la Misa, el Pater Noster rezado en latín se convirtió en un clamor de unidad: millones de voces, de distintas lenguas y culturas, se unieron en la oración que Cristo enseñó. Fue un signo tangible de la universalidad de la Iglesia y de la fuerza que tiene la tradición litúrgica para congregar y elevar el espíritu.

 

  1. La misión continúa: Seúl 2027

 

“Después de este Jubileo, ¡el ‘peregrinaje de la esperanza’ de los jóvenes continúa y nos llevará a Asia!”.

 

Finalmente, el Papa renovó la invitación a los jóvenes para la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Seúl 2027. El anuncio fue más que una formalidad; fue la confirmación de que el camino de la juventud católica no termina en Roma. La Iglesia sigue en marcha, desafiando la comodidad y proponiendo la santidad como meta definitiva.

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