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“ENCONTRÉ LA PERLA DE GRAN VALOR”: EL NUEVO OBISPO DE OSLO RELATA SU VOCACIÓN AcaPrensa / InfoVaticana

En una entrevista concedida a The Pillar, el nuevo obispo de Oslo ha compartido aspectos clave de su trayectoria vocacional, su visión pastoral para la Iglesia en Noruega y su compromiso con la evangelización y la caridad. Con tan solo 46 años, su experiencia abarca destinos tan diversos como Londres, Roma, Viena, Nueva York y Tegucigalpa. Su lema episcopal, Lex tua veritas (“Tu ley es la verdad”), es una clave para entender tanto su formación teológica como su sensibilidad litúrgica.

 

“Durante muchos años de mi sacerdocio, he recitado el breviario romano de 1962”, explicó el obispo, haciendo referencia directa a la liturgia anterior a las reformas del Concilio Vaticano II. “Me encontraba cada domingo con una sección del Salmo 118 en Nona. Siempre me impresionaron”.

 

Una vocación marcada por la búsqueda de la verdad litúrgica

 

Convertido al catolicismo a los 20 años, tras una adolescencia activa en la Iglesia Luterana de Noruega, el nuevo obispo de Oslo señala que los debates doctrinales sobre la Eucaristía y el episcopado le llevaron a cuestionar su pertenencia a la Iglesia estatal.

 

“Era un ‘luterano de alta iglesia’ que había avanzado hacia la transubstanciación y una comprensión más apostólica de la Iglesia”, señaló. Fue entonces cuando comenzó a asistir a la parroquia católica local y a recibir instrucción en la fe.

 

Desde el inicio de su conversión, sintió una clara vocación al sacerdocio católico, sin titubeos ni resistencias: “Encontré la perla de gran valor en una vida dedicada a la Iglesia”.

 

La diócesis de Oslo: entre la secularización y la renovación litúrgica

 

El obispo describe la diócesis que ahora pastorea como una Iglesia viva en medio de un entorno secularizado. Con menos de 30 parroquias y alrededor de 250.000 fieles, la diócesis integra una gran diversidad cultural y lingüística. Destacan sus 90 sacerdotes, varios conventos y un número creciente de seminaristas.

 

Noruega, tradicionalmente protestante y cada vez más secular, muestra signos de apertura al catolicismo. El obispo menciona como factores relevantes la visita de San Juan Pablo II en 1989, el interés cultural por la religión y el contacto de los noruegos con países católicos como Italia y España.

 

“El rápido crecimiento de la Iglesia en los últimos 20 años nos ha hecho mucho más visibles”, señaló, aludiendo también a la sorprendente cobertura mediática en Noruega tras la muerte del Papa Francisco y la elección del Papa León.

 

Tres prioridades: evangelización, caridad y vida parroquial

 

De cara al futuro, el obispo de Oslo ha identificado tres prioridades pastorales: la evangelización, la caridad y el fortalecimiento de la vida parroquial. En un país rico como Noruega, nuevas formas de pobreza —como la soledad, las adicciones o la exclusión escolar por falta de recursos— exigen una respuesta pastoral urgente.

 

“No podemos sentarnos de brazos cruzados”, advirtió. “Como cristianos, no podemos hacer otra cosa que evangelizar. Estamos mandados a ello”.

 

Además, subraya que las parroquias son el corazón de la vida eclesial, donde se proclama la Palabra de Dios, se administran los sacramentos y se cultiva la comunión entre fieles de múltiples orígenes.

 

El legado de su predecesor y la colaboración episcopal

 

El nuevo obispo sucede a Mons. Bernt Eidsvig, a quien sirvió como secretario entre 2007 y 2008. Destaca de él dos legados: la construcción de la nueva catedral de San Olaf en Trondheim —la única catedral católica construida en Europa en los últimos tiempos— y el crecimiento pastoral de la diócesis, que pasó de 45.000 fieles en 2005 a una cifra mucho mayor tras la inmigración desde países como Polonia y Lituania.

 

Sobre su relación con el obispo Erik Varden, de Trondheim, destaca la complementariedad de sus carismas: “Él predica y enseña; yo, como canonista, escribo decretos”, bromeó.

 

Una Iglesia viva con mirada universal

 

Su experiencia en la Iglesia de Estados Unidos —donde sirvió como diplomático en la ONU y como profesor en Baltimore— le dejó una impresión muy positiva: “La Iglesia en Estados Unidos es vibrante y fiel. Lo que sucede allí tiene un impacto en todo el mundo católico”.

 

Incluso muchos jóvenes católicos noruegos siguen hoy recursos formativos en inglés y español provenientes de ese país.

 

Un toque personal… y tradicional

 

Una nota curiosa al final de la entrevista fue la explicación sobre su barba. Algunos prelados en Roma lo confundieron con un fraile capuchino o un sacerdote del rito oriental.

 

“La barba es una preferencia personal desde mi tiempo en el Ejército noruego”, explicó. “Las miradas que me devolvieron parecían decir: ‘Fueron vikingos una vez, la barba tiene sentido’”.

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