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LA PEREGRINACIÓN A CHARTRES DE ESTE AÑO VOLVERÁ A BATIR RÉCORD DE PEREGRINOS

19.000 personas caminarán en Pentecostés desde París hasta Chartres durante esta peregrinación organizada por Notre-Dame de Chrétienté, que este año se celebra bajo el patronazgo de Cristo Rey. El número, aun siendo récord, podría ser mayor pero se ve limitado por razones de organización y seguridad.

 

La peregrinación tendrá lugar del 7 al 9 de junio. Fabrice Madouas y Constantin de Vergennes han entrevistado en France Catholique al presidente de la organización, Philippe Darantière.

 

¿Cuáles son las razones para tener esperanza en la Iglesia, en el momento en que acoge a su nuevo Papa, León XIV?

 

La mejor razón para tener esperanza es la que celebramos en Pascua: ¡Cristo ha vencido! Nosotros no somos más que servidores de un Rey que ya ha triunfado. Y si Él ha querido que estemos aquí, hoy, al servicio de la Iglesia en la medida de nuestras posibilidades, es porque sabe que esto puede dar frutos. Todo lo que nos sucede ha sido permitido por la Providencia divina. El lema del Santo Padre —«En Aquel que es uno, seamos uno»— es para nosotros un fuerte signo de su voluntad de trabajar por la unidad de la Iglesia. Es una promesa de paz y de diálogo, como ya lo daba a entender su discurso desde la logia la misma noche de su elección.

 

En cuanto a Notre-Dame de Chrétienté, se puede decir que la situación actual es preferible a todas luces a la de nuestros inicios. En 1983, el número de sacerdotes capaces de acompañar era muy reducido. Todo fue creciendo poco a poco. Es cierto que, desde 2021, ha habido una nueva fase de restricciones… Pero, en general, tenemos más sacerdotes, más seminaristas que hace cuarenta años. También más escuelas.

 

¿Cuántos peregrinos habrá este año?

 

Hemos limitado el número de inscritos a 19.000, un 5% más que el año pasado. Esto nos llevará a duplicar puntualmente la columna de caminantes. Estarán apoyados por más de 1.000 voluntarios y 120 responsables de Notre-Dame de Chrétienté. Naturalmente, siempre hay plazas en los capítulos «Ángel de la guarda»: aquellos que no caminan, pero rezan por la peregrinación.

 

Siempre hay muchos jóvenes entre los caminantes. ¿Cómo explica este éxito?

 

En parte, lo que explica su atracción por esta peregrinación es que permite vivir una experiencia multifacética. Primero, es una ascesis, incluso una penitencia: un verdadero esfuerzo que solo tiene sentido porque se realiza con un propósito espiritual.

 

Para los jóvenes, también es un momento intenso de amistad cristiana. El esfuerzo de una caminata de 100 kilómetros no sería soportable para la mayoría si no existiera esta dimensión de fraternidad vivida durante esos tres días. También añadiría la formación: durante tres días pueden profundizar en un tema, formarse, reflexionar…

 

Después está, evidentemente, la experiencia de la oración, que es el núcleo de esta peregrinación, y que en el camino hacia Chartres toma la forma de la liturgia tradicional, lo cual también es un enriquecimiento. Ya sea que se esté familiarizado con ella o se descubra por primera vez, la experiencia es impactante.

 

¿Quiénes serán los distintos predicadores?

 

La misa de inicio del sábado, en la iglesia Saint-Sulpice de París, será una misa rezada, sin homilía, por razones de organización. La del domingo 8 de junio será celebrada por Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná, en Kazajistán [será retransmitida por CNews, N. del R.]. El lunes, la misa será celebrada por el capellán de Notre-Dame de Chrétienté, el abate Jean de Massia, y la homilía será pronunciada por el obispo de Chartres, Mons. Philippe Christory. Él nos acogerá en su catedral y ha aceptado que se instalen dos Puertas Santas en el exterior, para que los peregrinos puedan realizar el acto jubilar ligado a los 1.000 años de Notre-Dame de Chartres sin necesidad de entrar en la catedral, lo cual sería complicado debido a la afluencia.

 

Han elegido como tema “Para que reine, en la tierra como en el cielo” — cien años después de la encíclica de Pío XI, Quas primas, que instituye la fiesta de Cristo Rey. ¿Sigue siendo pertinente hablar de esta realeza?

 

Más que nunca. Primero, porque es una enseñanza de los papas que no comenzó con Pío XI y que, además, ha continuado, ya que se encuentra en el Catecismo de la Iglesia Católica. La realeza de Cristo debe ser reconocida tanto en el plano espiritual como en el social, porque es en esos dos niveles donde se juega el culto a Dios. Se les pide a los fieles, en particular a los laicos, que trabajen para irrigar la sociedad de modo que infundan en sus leyes, sus instituciones, sus costumbres, todas las virtudes cristianas que luego permiten a los hombres acercarse a Dios y, finalmente, alcanzar la Salvación. Quas primas nos invita a seguir el mandato de Cristo: ir y enseñar a las naciones para que sean bautizadas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

 

¿Pero no es esta realeza social contradictoria con la laicidad tal como se concibe hoy en Francia?

 

Pío XI utiliza expresiones muy fuertes para denunciar lo que llama el laicismo —lo cual tal vez haya que distinguir de la laicidad. Más recientemente, el papa Francisco, durante su visita a Córcega el pasado diciembre, consideró que era necesario tener una sana concepción de la laicidad para que los fieles católicos pudieran encontrar un camino de diálogo con ella.

 

Si una cierta concepción de la laicidad no se tradujera más que en una forma de descalificación de los católicos para expresarse según sus convicciones, entonces estaríamos, según las palabras de Juan Pablo II, ante una forma de totalitarismo solapado.

 

La peregrinación de se celebra íntegramente según el Vetus del rito latino. El sacramento de la penitencia, sin embargo, se administra según el Novus ordo.

 

No saldrá de Notre-Dame

 

Desde el incendio de la Catedral de Notre-Dame en París, el punto de partida de los peregrinos en los últimos años pasó a ser la iglesia de Saint Suplice (San Sulpicio), ubicada en el distrito 6 de la capital francesa, considerada una de las más grandes e importantes de la ciudad.

 

A pesar de la re-apertura de la catedral, la archidiócesis parisina ha denegado el permiso para que vuelva a ser el punto de partida de la peregrinación

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