El escritor George Weigel considera que en una Iglesia asediada por los escándalos y con una doctrina cuestionada, el próximo pontífice tendrá una responsabilidad especial en el futuro de la fe.
El 28 de abril, los cardenales reunidos en la V Congregación General acordaron que el cónclave del que saldrá elegido el nuevo pontífice comenzará el próximo 7 de mayo. Conforme se acerca la fecha resuena con mayor fuerza la pregunta de quién podría ser el 267º sucesor de Pedro, pero también otra: ¿Cómo debería ser?
En su libro The next Pope -El próximo Papa- el reconocido escritor, teólogo e intelectual católico George Weigel ha intentado en sus propias palabras “sugerir que podría hacer el próximo pontificado para impulsar lo que Francisco ha llamado una Iglesia en misión permanente”. Como declaró a Catholic World Report, Weigel no ignora los “turbulentos momentos” que atraviesa la Iglesia, a su juicio en una “etapa de transición” que tiene sus propios condicionantes y amenazas.
Para enfrentarlas con éxito y devolver a la Iglesia a su puesto de liderazgo y referencia moral, Weigel resume 7 rasgos y características que deberían guiar la próxima elección.
1º Debe asimilar el cambio de época y su principal desafío
Weigel considera que la Iglesia se encuentra actualmente en su quinta etapa, la transición “del catolicismo a la Iglesia de la Nueva Evangelización”, en la que, a su juicio, sus instituciones repotenciadas en el siglo XVI deben ahora “transformarse en plataformas para la misión”.
Para el escritor, el desafío fundamental para la Iglesia en Occidente es comprender que ya no vivimos en la época de la Cristiandad, en la que “la cultura ayudaba a transmitir la fe, sino en tiempos apostólicos: tiempos en los que el Evangelio debe ser proclamado y propuesto activamente”.
Algo que, aunque no es necesario explicarlo en África, donde ya se aplica, no se concibe por completo en Europa, Hispanoamérica o gran parte de Norteamérica. “Todo líder de la Iglesia, clérigo o laico, pero especialmente el sucesor de Pedro, debe reconocer este hecho fundamental”, subraya.
2º Debe superar el “catolicismo light”
Weigel también considera al “catolicismo light” o edulcorado como un “desafío y obstáculo” para la labor de evangelización de la Iglesia. Ese modo superficial de vivir la fe es considerado por muchos como “el camino hacia la relevancia”.
Para el escritor, el catolicismo light supone “la degradación de la creencia y la práctica católicas” y su adaptación a las tendencias y slogans culturales imperantes, lo que a su juicio es “una forma de apostasía y una negación de que Jesucristo es el único salvador de la humanidad y centro de la historia”.
“Y como la experiencia debería habernos enseñado, el catolicismo light conduce inexorablemente a la ausencia de catolicismo, que es lo que ocurre, por ejemplo, en Alemania.
Por ello, se muestra convencido de que el próximo pontífice deberá incidir en las “partes vivas de la Iglesia universal -aquellas que abrazan plenamente el catolicismo-, alentar el catolicismo vivo en su labor evangelizadora y llamar a aquellas partes de la Iglesia mundial atrapadas en el catolicismo light a redescubrir la aventura de la ortodoxia antes de que se descompongan en un catolicismo cero”.
3º “Aclarar la cuestionada ruptura o continuidad del Vaticano II”
“Debería abordarlo resolviéndolo”, opina Weigel, “en primer lugar recordando enérgicamente a la Iglesia la intención de Juan XXIII para el Concilio [Vaticano II], transmitir la revelación divina de una manera comprensible para la gente de la época, para que se convirtieran a Cristo”.
Además, el escritor agrega que el próximo pontífice debe recordar a la Iglesia que el catolicismo “no realiza cambios de paradigma, porque Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre -Hebreos 13,8- y es siempre el centro de la Iglesia. La Iglesia desarrolla su comprensión de Cristo y su misión, no realiza cambios de paradigma”.
4º Que fortalezca la unidad de la Iglesia pero que no la absorba
En su libro, Weigel considera que el próximo pontífice debe contribuir a fortalecer una maltrecha unidad de la Iglesia, pero podría darse el caso de que relegue o ignore esa misión. El escritor no lo considera probable, pero en caso de suceder, destaca que “obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos tendrán que continuar con la nueva evangelización, que solo florece mediante la plenitud de la verdad cristiana.
Nadie necesita permiso para evangelizar; todos recibieron la gran misión de Mateo 28:19 en el bautismo. El papado es crucial en la Iglesia, pero el Papa no es la Iglesia, y el catolicismo no se reduce al papado”.
5º Debe liderar un “esfuerzo masivo” por la conversión y renovación cultural
Planteándose cómo el próximo pontífice puede y debe lograrlo, observa que es necesario un perfil que sea “completa e implacablemente cristocéntrico en su predicación y enseñanza”. Para ello, cree que Juan Pablo II podrá ser una “inspiración” para el próximo pontífice, concretamente su primera homilía como pontífice el 22 de octubre de 1978, fecha de su icónico “no tengáis miedo” y que vino precedido por la explicación de la fe de Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”.
“Juan Pablo II pudo vivir sin miedo y, gracias a su fe radical y cristocéntrica, pudo instar persuasivamente a otros a hacer lo mismo. Es un modelo poderoso para el papado del futuro en estos tiempos apostólicos”.
6º Debe lograr que la ortodoxia sea atractiva y convincente
Weigel destaca la necesidad de un pontífice con una “fe luminosa”, capaz de lograr “que la ortodoxia cristiana sea atractiva y convincente”. Y agrega, “un hombre dispuesto a despedir a cincuenta personas durante su primer mes en el cargo: el nuevo Papa tiene la oportunidad de implementar reformas serias desde el comienzo de su pontificado, simplemente no renovando el nombramiento de ciertas personas”.
7º Deberá rodearse de personas fiables y competentes
El próximo papa necesita un segundo al mando fiable y firme y que pueda hacer la limpieza necesaria, agrega Weigel. “Incluso cuando esto se logre, la reforma a largo plazo del Vaticano solo será resultado de un cambio profundo en la cultura institucional de la Santa Sede. Esto significa nombrar para los cargos curiales de toma de decisiones solo a quienes hayan demostrado competencia financiera y honradez. Las auditorías, la transparencia presupuestaria y contable, y otras reformas estructurales son imperativas”.
AcaPrensa / J.M.C. / Religión en Libertad
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