Esta mañana, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe publicó una carta dirigida a Su Excelencia Mons. Camillo Cibotti, Obispo de las Diócesis de Isernia-Venafro y Trivento, en relación con los presuntos fenómenos sobrenaturales que desde hace tiempo afectan al Monte Sant’Onofrio, en la localidad de Agnone. Este fenómeno espiritual ha suscitado un movimiento de oración y continúa atrayendo a los fieles y planteando preguntas. El documento, firmado por el Cardenal Víctor Manuel Fernández, no confirma su autenticidad ni la condena, sino que sitúa la experiencia dentro de un juicio prudencial: prae oculis habeatur. Esta es una de las nuevas categorías introducidas en las Normas aprobadas por el mismo Dicasterio para abordar con mayor discernimiento los fenómenos espirituales aún no plenamente reconocidos.
Una experiencia espiritual con signos positivos
El Dicasterio, tras examinar el trabajo de la comisión diocesana de investigación y los numerosos materiales recibidos, destaca algunos aspectos positivos: la forma en que se manifiestan, que ocurren de forma impredecible e improvisada, se considera coherente con los criterios de autenticidad. El supuesto vidente es descrito como una persona honesta y sencilla, no propensa a construcciones artificiales. El contenido de los mensajes parece estar en armonía con el Evangelio: una fuerte llamada a la oración, la reconciliación, la Eucaristía y la obediencia a la Iglesia. Se dedica un amplio espacio a la conversión, el testimonio gozoso y la caridad hacia los más débiles. Además, se observa la ausencia de tendencias esotéricas u ocultas: de hecho, los mensajes condenan explícitamente el uso de magos, médiums u otras prácticas similares, consideradas «vinculadas a Satanás».
Dos aspectos críticos: la obediencia eclesial y la relación con los difuntos
Junto a estos elementos positivos, el Dicasterio llama la atención sobre dos puntos: La desobediencia de algunos clérigos que continuaron promoviendo manifestaciones públicas relacionadas con el fenómeno, a pesar de las prohibiciones expresadas por el anterior obispo de Trivento, Mons. Palumbo, y confirmadas por Mons. Cibotti en 2025. Esta conducta se define como una herida a la comunión eclesial, y se enfatiza la necesidad de evitar cualquier “magisterio paralelo”.
El tema de la relación con las almas de los difuntos, que en los mensajes está mediada por la obra de los ángeles guardianes, se aborda. Si bien estas evocaciones no están prohibidas, el Dicasterio insta a la vigilancia para evitar confusiones doctrinales y reafirma la distinción entre invocación cristiana y evocación espiritual.
Sobre este punto, la carta incluye una catequesis teológica detallada sobre el significado de la comunión de los santos, la oración por los difuntos y el concepto de un “estado intermedio” entre la muerte y la resurrección, evitando cualquier imaginación o superstición indebida.
¿Qué significa “prae oculis habeatur”?
El juicio expresado no es una “no objeción” al culto público, sino una fase de discernimiento vigilante , que permite el culto privado (visitas personales o en pequeños grupos); excluye el culto público (celebraciones, peregrinaciones, difusión de mensajes); exige humildad y diálogo por parte de quienes promueven la experiencia espiritual. Sin embargo, se reconoce que en el futuro, si la claridad doctrinal y la comunión eclesial maduran, se podría alcanzar un juicio más positivo.
Un llamado a la prudencia y a la fidelidad
La carta concluye con un estímulo pastoral al obispo Cibotti en su función de guía y discernimiento, y con un recordatorio para que permanezcamos arraigados en la comunión con la Iglesia. El camino espiritual que lleva al Monte San Onofrio es, por lo tanto, acompañado, no rechazado: un tiempo de vigilancia, no de cierre. Por lo tanto, el caso permanece abierto, bajo la responsabilidad del obispo y a la espera de una aclaración. Con prudencia, en la verdad. Y, como enseña San Pablo, en el Espíritu que «no es Dios de desorden, sino de paz» (1 Cor 14,33).











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