La elección del cardenal Robert Francis Prevost supuso un hito en la historia de la Iglesia Católica. Tildado de ‘continuista’ con el anterior papa, le han bastado 100 días para “mandar el mensaje de que él no es Francisco”, como explican analistas de su figura en El HuffPost.
Sus ojos humedecidos. Sus labios mordidos. Su voz quebrada. Evidencias de la agitación que embargaba su cuerpo y su alma. Sólo un detalle rompía la desbordante emotividad en el primer saludo de León XIV, que se presentaba al mundo 69 años después de que naciera su alter ego Robert Francis Prevost. Un humilde papel —donde llevaba escrito su discurso en el Balcón de San Pedro— ya dejaba pistas de quién era el nuevo papa de la Iglesia Católica. Hoy, 15 de agosto, el calendario religioso marca en rojo la Asunción de la Virgen María, pero también una caprichosa efeméride vaticana: se cumplen los 100 días del papado de León XIV. Tiempo “más que suficiente” para empezar a comprender quién es. Y, sobre todo, quién no es.
Porque el cardenal Robert Francis Prevost llegó al cónclave con el sambenito de ‘continuista’ de Francisco, de quien estuvo cerca en muchos momentos. Pero el primer papa de EEUU (y peruano) de la historia no ha tardado en ‘romper’ con su predecesor. Al menos, en lo gestual, asunto especialmente relevante durante el pontificado de Jorge Mario Bergoglio. Lo explica a El HuffPost el profesor de Comunicación y Liderazgo de la Universidad Europea Moisés Ruiz. “En estos primeros 100 días ha querido mandar un mensaje a su Iglesia, un ‘yo no soy Francisco’. Ha adoptado voluntariamente un perfil distinto, discreto e silencioso”, adelanta.
El profesor Ruiz ve una voluntad en él de “construir identidad de líder entroncado en la organización, no de buscar el protagonismo desde un punto de vista egocéntrico”. El contraste, prosigue, fue inmediato, “básicamente porque Francisco se arrogó un protagonismo diría hasta excesivo desde el minuto 1”. “Ahora León busca centrarse en su ‘organización’ y que sea ella la que le ayude a crecer como líder interno”.
‘Catolicismo espiritual’ y ‘catolicismo periférico’ son dos términos en los que el docente de la Universidad Europea se apoya para desentrañar el porqué de la elección de León XIV. A su juicio, la Iglesia tenía clara la necesidad de apostar por un ‘gestor interno’. “Diría que con Francisco había ilusión en los católicos de periferia, los que somos católicos pero no en el día a día de la Iglesia, y eso a él le iba perfecto por su egocentrismo. Pero internamente faltaba una figura que arreglase las grietas de ‘desconexión’ con los católicos más espirituales y León XIV, bien conocedor de esto, sabía que tendría que afrontarlo”. Una filosofía vista ya en su primer discurso, bajo la idea central de una “iglesia sinodal”, de unión, en un momento de crecientes tensiones en el seno de la institución.
El padre Luis Emilio Pascual, capellán mayor y docente de la Universidad Católica de Murcia (UCAM), ahonda en este asunto. “A muchos les gustaba que el papa fuera menos litúrgico, pero también había comentarios de ‘falta Liturgia’. Llamaron mucho la atención, a nivel global, sus gestos con los presos, con los pobres… Novedad para muchos, pero a nivel Iglesia quién no lo ha hecho…”, reflexiona este sacerdote que es también químico y músico.
“Diría que el papa Francisco era un obispo para el mundo, de diócesis, y también de signos, de hacer, muy expuesto al foco y él lo sabía. La última vez que estuve en audiencia con él, recuerdo que le dijimos que rezábamos mucho por él y bromeó con que si a favor o en contra. Ahora, el papa León XIV muestra no pensar en el gesto, sino en lo que tiene que hacer”, añade el religioso.
¿Quién es, entonces, León XIV? Quizás, explican los entrevistados, será el tiempo quien le termine de definir, pero ya hay “pistas”. “En su elección leí un titular que decía ‘un pastor sereno para un mundo convulso’ y me pareció muy acertado”, apunta Luis Emilio Pascual.
El sacerdote pudo estar relativamente cerca de él hace escasas fechas, por el Jubileo de los Jóvenes. Pese al gentío en El Vaticano, vio “a la misma persona” que en su presentación en el Balcón de San Pedro, “alguien, por así decir, cercano a mí, sensible y sereno”. Una cercanía que también ha querido mostrar en sus visitas al hospital o en el recuerdo a jóvenes fallecidos recientemente. “Ahí los creyentes verán a Jesucristo que consolaba, los no creyentes verán humanidad, sin un carácter espiritual, pero como figura de amistad y unión”, continúa el padre Pascual.
Tanto él como el profesor Ruiz se detienen en la idea de “serenidad”. “Ya en el minuto uno con su texto escrito mostró ‘no quiero equivocarme’. Control pese al torrente de emociones”, señala el capellán de la UCAM. Moisés Ruiz añade que ese detalle fue ejemplo de “equilibrio”, porque “era sabedor de que sería una irresponsabilidad salir al balcón a decir lo que emocionalmente te venga en ese instante”.
De puertas para adentro, por ahora
El retrato avanza hacia un líder interno y silencioso, al menos hasta ahora. Porque los dos entrevistados matizan que el propio papa sabe que “en algún momento” le tocará dar el paso hacia una visión más mediática. “No es algo que le preocupe ahora, pero sabe que llegará y quiere llegar a ese momento con una organización fuerte, cohesionada”, apunta Moisés Ruiz.
De hecho, cree que serán sus propios fieles quienes lo “exijan”. El docente de la Universidad Europea echa la vista atrás una década para aclararlo. “Benedicto XVI tuvo un liderazgo muy racionalista y al final tuvo que abdicar porque, entre otras cosas, estaba dejando a la Iglesia fuera del ‘foco’ mundial. Llegará el momento en el que León XIV tenga que dar ese paso mediático, incluso los propios católicos lo necesitarán”.
El padre Pascual ve una ventaja principal en el devenir del papado del hasta mayo cardenal Prevost, su biografía. “Nació en EEUU, pero ha vivido en América del Sur. Es misionero, religioso de ‘calle’, pero también ha tenido tareas de gobierno, incluso en la Curia. Es un perfil intelectual transversal, abarca la Teología, pero también las Matemáticas”. Lo resume con que “lo conoce todo y eso hoy es clave”.
Por ello cree que podrá hablar el “idioma global” para “conectar” con líderes internacionales muy diversos, ayudado también por el hecho de que “aún se respeta a nivel de estado al papa, como representante que es de la Iglesia Católica y voz de muchos millones de personas”. Aún es pronto para ello, matiza el profesor Ruiz, quien afirma que “de cara al exterior aún no tiene un perfil tan fuerte y sin duda lo puede llegar a tener, pero hoy su tarea es otra”, concluye.
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