La situación de los católicos en varios países africanos de mayoría musulmana no es fácil. En Níger, las incursiones islamistas han empeorado esa situación hasta hacerla insostenible, por lo que los católicos se ven obligados a huir.
Según las estimaciones del P. Mauro Armanino, miembro de Sociedad de Misiones Africanas que trabaja en Níger, 15.000 de los 50.000 católicos del país han huido de sus pueblos por los avances yihadistas.
Los católicos son una pequeña minoría en este país de 26 millones de habitantes, donde más del 99 % de la población es musulmana. Hay, sin embargo, algunas comunidades católicas, gracias a las misiones que comenzaron a llegar a Níger desde 1931, durante la época colonial.
Desde la descolonización, la historia del Níger ha sido una sucesión de conflictos armados, rebeliones, golpes de estado y breves periodos de paz. A partir del golpe de estado de 2023, un régimen militar (el quinto desde la independencia) ha gobernado el país. Tras las presiones de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental contra el nuevo régimen, las tropas francesas fueron expulsadas del Níger.
A pesar del cambio de régimen, “que prometía renovación y un nuevo comienzo, la pobreza y el terrorismo siguen creciendo, al igual que la desilusión de la población”, explicó el P. Armanino.
El islamismo radical es un problema en gran medida importado. Desde hace más de una década, fuerzas yihadistas originarias de Mali realizan incursiones en Burkina Faso y Níger. Este último se ha visto afectado, especialmente en la zona suroeste, por las actividades del Estado Islámico – Provincia del Sahel, el grupo Nusrat al-Islam y el Estado Islámico – Provincia de África Occidental.
Periódicamente, los grupos yihadistas armados entran en el país y ocupan alguna población o base militar. Como el ejército es ineficiente, muy dado a los motines y tarda en reaccionar, los yihadistas tienen tiempo para intimidar o matar a los habitantes, especialmente si se trata de cristianos o animistas. Por ello, los pueblos “se han vaciado y la Iglesia se ha debilitado aún más”. En Niamey, solo quedan siete u ocho parroquias. “La mayor parte de los fieles se encuentran en zonas rurales”, pero “estas zonas están siendo atacadas por terroristas: un golpe al corazón de la Iglesia”.
Para los católicos, “el problema es de supervivencia. Un catequista que vive en una zona a pocos kilómetros de la capital me contó que nadie puede salir de su pueblo a buscar comida porque está completamente rodeado de hombres armados. Y lo mismo ocurre en otras zonas vecinas”, señaló el religioso.











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