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PEREGRINACIÓN A LUJÁN: “VI A CHARTRES SUBLIME Y QUISE LLEVARLO A ARGENTINA” AcaPrensa / Javier Navascués / InfoCatólica

Entrevista a Nicolás María Tarsicio Stier, 37 años. Esposo de Milagros, padre de 4 hijos (Benito, Matilde, Timoteo y Celina). Productor agropecuario (ganadero). Ingeniero Agrónomo. Vive en Argentina Nor Patagonia, provincia de Río Negro.

 

¿Cómo fue su primer encuentro con la Misa Tradicional?

 

Fue de niño, tenía 10 años. En ese entonces mis padres fueron por algún tiempo al priorato de la FSSPX. Ya más grande, a los 18, en una cabalgata por los mártires de la tradición en Pichi Mahuida, La Pampa, me reencontré con la semillita que había sido sembrada en la niñez. Y, de vuelta a casa, la gracia me llevó a buscarla. En nuestro pueblo la Liturgia estaba muy descuidada, entonces yo me debatía si ser o no acólito, si cantar o no…

 

Entonces escuché que en el pueblo cercano (30 km) había llegado un sacerdote tradicional. Automáticamente «paré la oreja» y dije: «vamos a conocerlo». Al domingo siguiente fuimos con mi hermana en sulky (carro con caballos) a una capilla a 15 km donde atendía ¡y lo conocimos! Nos invitó a su parroquia donde rezaba la Misa de siempre más temprano que la Novus. Así fue como empezamos a ir toda la familia, mis padres y mis tres hermanos…

 

Creo que cada Misa es un encuentro único con el Crucificado. Y la Misa Tradicional, en particular, siempre me dio paz en ese encuentro santo.

 

¿Cómo nace la inspiración de la peregrinación a Luján?

 

En 2009 estuve de intercambio universitario en Toulouse, Purpan (estudié agronomía en FAUBA). Allí iba a Misa a la FSSPX y a ICRSS. Con los jóvenes de esa capilla fui a peregrinar a Chartres y me pareció sublime. Dije: «esto hay que hacerlo allá». Al volver, un sacerdote amigo me motivó y mi familia y amigos se entusiasmaron también. Fue entonces cuando buscamos un itinerario que recorriera 100 km. Buscamos de dónde salir y al año siguiente arrancamos la marcha los 4 primeros peregrinos para llegar al tercer día unos 18 a la Basílica de Luján, cuya Virgen es la patrona de la Argentina.

 

¿En qué medida la peregrinación a Chartres ha sido siempre el punto de referencia?

 

Ellos fueron la inspiración, sin duda: 100 km, 3 días, el nombre. Sin embargo, es llamativo que los primeros 15 años no hayamos tenido relación con los organizadores franceses. Copiábamos, eso sí, por la experiencia de algunos de nosotros que habíamos ido. También veíamos sus páginas, redes y vídeos. Hoy, en cambio, estamos en contacto y muy agradecidos de su generosidad para brindarnos todo tipo de información operativa, consejos e ideas para mejorar nuestra organización. La experiencia y profesionalización que tienen es impresionante.

 

¿Por qué se decidieron a ir adelante, aunque eran solo 4 personas al principio?

 

Creo que siempre fue y sigue siendo la Virgen la gran protagonista de la peregrinación. Ella fue quien movió nuestros corazones en su momento y lo hicimos.

 

Si era bueno, lo repetiríamos. Si no, allí quedaría. ¡Y fue bueno! Porque de 50 peregrinos pasamos a 100 y luego a 200, y así hasta llegar hoy a 2000. Vemos que todos los años, muy a pesar nuestro, las cosas salen y, si salen, es porque Ella lo permite.

 

Los tiempos que nos tocan vivir hoy son confusos. Los seglares tenemos que defender, cuando lo vemos, aquello que la jerarquía intenta esconder y a veces incluso aniquilar. Difícilmente los sacerdotes pueden pregonar a los cuatro vientos el amor a la Liturgia Tradicional. En cambio, los seglares tenemos hoy en día más libertad y cierta responsabilidad en ello.

 

¿Cómo fue creciendo y consolidándose con el tiempo?

 

Hemos tenido varias épocas. La artesanal, la organizacional y, por último, la profesionalización. Todo esto bajo el amparo de Summorum Pontificum, que daba tranquilidad a pesar de la persecución y desprecio a la Misa Tradicional. Luego, sin embargo, se redactó Traditiones Custodes a partir del cual se prohibió el rezo de la Misa de clausura en la Basílica. Hoy vivimos tiempos de duda por parte de la gente, de sacerdotes. Son tiempos de perfil bajo y catacumbas…Esperamos algún día volver a honrar a la Santísima Virgen con la Misa Tradicional en su casa. Más allá de ello, nunca dejamos de crecer en número de peregrinos…

 

¿Cómo ha ido viendo que la gracia actuaba en los peregrinos y qué frutos podría destacar?

 

Creo que lo más importante ha sido siempre la confesión. Es imprescindible que haya suficientes sacerdotes para que los peregrinos se reconcilien con Dios. De ese sacramento llegan muchísimas gracias. Tenemos el testimonio de un padre de familia que venía acompañando a su hijo y se confesó después de 40 años sin hacerlo. Ha habido matrimonios, vocaciones sacerdotales y religiosas descubiertas a partir de la peregrinación.

 

Todos terminan cansados, eso sí, pero espiritualmente edificados, ¡llenos de gozo en el alma! Y todos, al año siguiente, cuando están en la plaza de Rawson se preguntan: «¿qué hago acá?». Y, claramente, se manifiesta que hay, a pesar de lo duro, un premio espiritual del ciento por uno.

 

¿Qué anécdotas más edificantes recuerda de estos años?

 

Hemos visto profesiones de fe de algún scout. Grandes conversiones. Confesiones después de muchos años. Hemos visto a un sacerdote llorando de emoción por haber rezado su primera Misa Tradicional en el mirador de altares privados. Hemos visto tantas cosas… Tenemos todos los años muchísimos testimonios que nos animan a seguir y seguir con esta obra que es sin duda de Dios.

 

¿Por qué el espíritu penitencial de la misma por zonas inhóspitas le da un toque heroico, lejos de la comodidad de nuestro tiempo?

 

Dejar el teléfono tres días, soportar los fríos invernales nocturnos, posibles lluvias, dolores, ampollas, calambres y raspaduras llevan a uno a doblegarse y a ser movido por el Crucificado y a parecerse un poco, un poquito a Él. ¡Y eso es lo heroico!

 

La inmensidad de nuestra llanura pampeana, por sus caminos rectos de tierra, ayuda a forjar ese acercamiento a Dios y a preparar mejor el espíritu para la oración, para la Misa. Alejarse del mundo para reencontrarse con Aquel a quien tanto nos cuesta ver…

 

Me gustaría que recordase a alguna persona importante en la peregrinación que ya han fallecido…

 

Monseñor Antonio Baseotto, obispo emérito castrense, fue quien nos abrió las puertas desde el principio y nos ayudó a que se pudiera rezar la Misa final en la Basílica. Durante ocho años la presidió él mismo. Sin duda, la peregrinación existe en la Argentina gracias a él.

 

El Padre Luis Maltauro, sacerdote escolapio, nos conoció por internet, se acercó, conoció la Misa Tradicional, se enamoró de ella y la rezaba siempre que podía.

 

Isabel Prieto, peregrina de la primera hora, miembro de una familia que siempre estuvo y ayudó a la organización, madre y esposa. Murió joven por una enfermedad grave.

 

¿Cómo se presenta la peregrinación de este año?

 

Hay muy buena convocatoria de sacerdotes. ¡Más de 20! Y también al encuentro litúrgico post peregrinación hay inscriptos ¡otros 25! Vienen sacerdotes de Brasil, Ecuador, Paraguay, Chile, Francia y España. Calculamos unos 2000 peregrinos en 43 capítulos.

 

Este año el lema es «En ti, Señor, he esperado», para meditar sobre el año de la esperanza.

 

¿Por qué merece la pena participar?

 

Las peregrinaciones eran habituales en la vida del pueblo católico durante la Cristiandad, cosa que se ha perdido bastante en la modernidad. Esta peregrinación tiene varias características que la hacen muy atractiva. Son tres días, de manera que uno logra profundizar y ahondar en la conversión del alma. Dos noches de campamento (no sé si hay campamento más grande que este en la Argentina), que fogonea el espíritu. Es dura, se caminan 100 km a paso rápido.

 

Tiene la solemnidad del culto tradicional, centro de la cultura cristiana. ¡Es realmente una experiencia de vida única! Una experiencia dura, profunda, que conmociona. Se ve gente llorando de emoción y de dolor. Se ve gente radiante de alegría y compenetrada en la oración.

 

Se peregrina en capítulos, que son comunidades naturales. No es una masa amorfa. Son grupos de una parroquia, de un colegio, scouts, etc., con un jefe, una cruz, un estandarte de una advocación mariana o santo a elección. Cada grupo tiene su carisma particular, su forma propia, pero todos confluyen en lo mismo: llegar a Luján.

 

Las Misas de campaña tienen la particularidad del entorno natural y la solemnidad del rito tradicional. Muchos se preguntarán el 15 de agosto que viene, en la plaza de Rawson, antes de salir nuevamente para Luján en esta XVI peregrinación: «¿qué hago acá?».

 

Mezcla de asombro y de arrepentimiento sobre la decisión tomada frente al arduo panorama al que se enfrentan… pero sin duda fue Cristo quien movió sus corazones para estar ahí de nuevo, para peregrinar nuevamente a la casa de la patrona de la Argentina. Hace 2 años agregamos la posibilidad de formar capítulos de familia, que caminan medio día y luego hacen actividades en el campamento. ¡Es el semillero de nuevos peregrinos!

 

¿Qué nos puede decir del encuentro litúrgico con sacerdotes que tiene lugar poco después?

 

Hace ya 3 años aprovechamos para alquilar un lugar y que los sacerdotes y religiosos puedan tener un encuentro litúrgico, para formarse en la Misa Tradicional y para hacer camaradería. No es tan común que tantas sotanas se reúnan, así que aprovechamos el marco de la peregrinación para que se dé este encuentro. Viene siendo un éxito y creemos que NSC tiene esa capacidad de reunirlos a todos.

 

Por Javier Navascués

 

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LA IGLESIA EN FRANCIA SE MARCA UNA NUEVA PRIORIDAD: CUIDAR A LOS CONVERSOS

AcaPrensa / InfoCatólica

 

24/07/25

 

Con más de 10.000 adultos bautizados en 2025, esta cuestión se ha convertido en una prioridad nacional para la Iglesia francesa. El cardenal Jean-Marc Aveline la estableció como prioritaria desde su elección al frente de la Conferencia Episcopal de Francia.

 

La web del Vaticano se hace eco de un reportaje de La Croix que relata la alegría y los retos que suponen el inusual número de conversiones en Francia.

 

La afluencia de nuevos fieles, en su mayoría jóvenes, está cambiando el rostro de la Iglesia en Francia. «La vida de nuestras parroquias cambiará bajo la influencia de los recién bautizados, que pueden convertirse en una fuerza motriz de compromiso, testimonio, oración y revitalización de las comunidades locales», opina el obispo Olivier de Cagny, responsable de los sacramentos de iniciación en la Conferencia Episcopal Francesa.

 

El auge de las conversiones continúa

 

Según el diario La Croix, el auge de las conversiones, que dura ya tres años, no pierde fuerza. Si hasta 2022 el número de adultos que solicitaban el bautismo se mantenía en torno a los 4000, este año, en Pascua, se bautizaron 7400 adolescentes y 10 384 adultos, en su mayoría jóvenes.

 

La principal prioridad del episcopado.

 

La afluencia de candidatos al bautismo es un fenómeno generalizado que se da en todas las diócesis del país. Todas las diócesis se enfrentan al mismo reto importante: cómo integrar a los recién llegados en la vida de las comunidades parroquiales locales. El cardenal Jean-Marc Aveline, que asumió la dirección del episcopado el 1 de julio, consideró esta tarea como la prioridad más importante de su mandato.

 

Los conversos suelen ser jóvenes y, por lo tanto, móviles

 

Isabelle de la Garanderie, responsable de los recién bautizados en la diócesis de Nanterre, señala que su integración en una parroquia concreta no es nada evidente. Se trata, en su mayoría, de personas jóvenes, el 42 % de ellas menores de 25 años. Por lo tanto, son muy móviles y es difícil saber dónde buscan su lugar en la Iglesia. Según De la Garanderie, la Iglesia debe cambiar su lógica de actuación. En lugar de preguntarse qué hacer con los recién llegados, debe situarlos en el centro y ver su actividad desde el punto de vista de los nuevos conversos.

 

Los grupos híbridos son los que mejor funcionan

 

Actualmente, en todas las diócesis francesas se están llevando a cabo diversas iniciativas que involucran a los recién bautizados: escuelas bíblicas, catequesis, peregrinaciones o cursos Alpha. Hasta ahora, la iniciativa que mejor ha funcionado es la de la archidiócesis de Lyon, en la que se crean los llamados grupos híbridos, a los que pertenecen tanto los catecúmenos que se preparan para el bautismo, los recién bautizados, como los creyentes que llevan mucho tiempo en la Iglesia. Se trata de grupos pequeños, de entre 8 y 10 personas. En algunas parroquias hay incluso siete u ocho comunidades de este tipo. «No hay que esperar al bautismo para ocuparse de la integración», afirma Isabelle Quiblier, responsable del catecumenado en Lyon.

 

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«CHICA, ABRÓCHATE LA BLUSA»: BIRGIT KELLE CONTRA LAS MENTIRAS DEL FEMINISMO ANTIFAMILIA

AcaPrensa /Vito Punzi / Tempi.it / Traducción de Helena Faccia Serrano

 

28.01.2014

 

La escritora Birgit Kelle denuncia la alianza de las ideologías comunistas y capitalistas para debilitar las familias, la maternidad y la feminidad

 

Birgit Kelle, nacida en 1975 y de origen rumano-germano, se ha ganado sin buscarlo el desquite mediático europeo sólo en los últimos meses, desde la publicación de su libro, titulado en su edición italiana Allora chiuditi la camicetta. Un grido contro la follia dell’uguaglianza («Entonces abróchate la blusa. Un grito contra la locura de la igualdad»).

 

Birgit Kelle (www.birgit-kelle.de) trabaja desde hace años como publicista en periódicos y revistas como Welt, Focus y Junge Freiheit, pero su presencia en debates públicos sobre temas relacionados con el papel de la mujer, la familia y la educación literalmente se ha duplicado.

 

El último ha tenido lugar el 24 de enero en Siegen, organizado por la sección local de la CDU, el partido cristiano-demócrata, donde Kelle se ha confrontado sobre el tema “Feminismo hoy” con Zana Ramadani, fundadora de “Femen Alemania”, pero también miembro del partido de Angela Merkel.

 

«No necesitamos un feminismo que represente sólo los intereses de algunas mujeres que quieren constantemente que me libere contra mi voluntad», ha dicho Kelle acerca de Femen.

 

«Nosotras somos distintas – le respondía Ramadani –, somos autoconscientes, caminamos con la cabeza alta y lo hacemos con el pecho desnudo. Es muy raro ver esto hoy, porque la sociedad prefiere que así sólo se vean a las mujercitas, no a las mujeres fuertes».

 

“Abróchate la blusa”… Señora Kelle, ¿qué queria decir elegiendo el título de su último libro?

 

El año pasado, en Alemania, hubo en los medios de comunicación un debate muy duro sobre qué es sexismo y qué no lo es. Este concepto puede ser definido sólo por las mujeres, los hombres no tienen ya nada que decir acerca de esto. Basta que un hombre equivocado mire de manera equivocada, diga una palabra equivocada en el momento equivocado e inmediatamente es llamado sexista.

 

Contemporáneamente vivimos en una sociedad “hipersexualizada”, en la cual son precisamente las mujeres las que se presentan voluntariamente en actitudes sexys y disponibles. Actitudes que se consideran chic, esperando incluso que las mujeres sean así.

 

Pensé en el título de mi libro cuando leí que la actriz estadounidense Megan Fox, definida normalmente como sexy, en una entrevista declaró que quería abandonar este estereotipo y que quería ser considerada una actriz. Pero algunas semanas después vi, sin embargo, una foto suya en la portada de una revista glamour vestida sólo con ropa interior y me dije a mí misma: “Entonces, ponte la blusa si quieres que te miren a los ojos”.

 

Lo que quiero decir con esto, es que es la misma mujer la que debe reflexionar y darse cuenta si resalta la propia inteligencia o la propia apariencia. Si una mujer se presenta semidesnuda no debe asombrarse si la atención del otro se concentra sólo en sus cualidades físicas.

 

¿Por qué se enfada a propósito del debate sobre el modelo de mujer ama de casa?

 

Me enfado porque como amas de casa debemos justificarnos continuamente y explicar por qué elegimos esta vida. Nos definen como no emancipadas, como “gallinas en la cocina”. Y sin embargo criamos a nuestros hijos los cuales, con sus trabajos, pagarán las pensiones de otros, mientras nosotras no recibimos ninguna pensión. Así no se puede continuar.

 

Para la mujer deben existir distintas oportunidades que sean buenas y justas. Pero el sistema económico, la política, los medios de comunicación y sobre todo las feministas nos explican continuamente cómo debemos cambiar nuestra vida. Todos quieren liberarnos, pero yo no quiero ser liberada. A mí me gusta mi vida. Y nadie hace política para un modelo de vida como nosotras queremos.

 

¿Cuál es la relación entre la política actual [se comprende que es la del anterior gobierno de Merkel, ndr] para los jardines de infancia y la libertad de las mujeres, es decir, de las madres?

 

La política para los jardines de infancia ha sido vendida como apoyo a la “libertad de elección”, como libertad para la mujer para poder ejercer una profesión, como libertad de poder aparcar a nuestros hijos. En realidad, se trata de una política decididamente unilateral que no tiene en cuenta la libertad de poder educar y acompañar el crecimiento de los propios hijos.

 

Por tanto, se trata de una gran mentira, porque en realidad a menudo las mujeres no tienen una posibilidad real de elección: de hecho, una familia que no puede vivir con un solo sueldo y recibe un subsidio para el jardín de infancia y no un apoyo económico genérico no tiene, efectivamente, ninguna libertad de elección.

 

A propósito del tema de la mujer en carrera o la mujer ama de casa, parece que existe una coalición entre la ideología socialista y la capitalista: ¿Cuál es su opinión al respecto?

 

También yo encuentro sorprendente cómo se pueden realizar extrañas alianzas y cómo la historia se repite. Es útil preguntarse: ¿por qué elegir una política familiar que impulse a las mujeres a tener el menor tiempo posible para vivir con sus hijos y estén lo antes posible a disposición del mercado de trabajo?

 

Esto lleva a la explotación: explotación de las familias, de las mujeres y, sobre todo, de los niños. En cambio, el sistema económico consigue un beneficio. Por tanto, vuelven a tener un elevado contenido político las preguntas sobre quién debe educar a los hijos y según qué criterios. Y precisamente respecto a este tema tenemos que darnos cuenta cómo la historia se repite.

 

Es un signo distintivo de los regímenes totalitarios apoderarse de los niños y sustraerlos lo antes posible de la esfera de influencia de sus padres. Lo hemos aprendido en las dictaduras comunistas o en cualquier otro tipo de regímenes.

 

Aconsejo siempre que se lea “El ABC del comunismo” de Bujarin y Preobrazenskiy; aunque en esta obra se hace referencia al 1920, los paralelos con la realidad de hoy son evidentes y terribles.

 

Una cita: «A la sociedad le pertenece el más originario y fundamental derecho a la educación de los niños. A partir de este punto de vista las pretensiones de los padres de endosar, mediante la educación impartida en casa, su obcecación, no sólo deben ser rechazadas, sino que tienen que ser objeto de escarnio… Por este motivo la educación social no es necesaria sólo por consideraciones pedagógicas; ella lleva en sí, de hecho, enormes ventajas económicas. Centenares, millares, millones de madres, gracias a la actuación de la educación social, son liberadas para la producción y para el desarrollo de su modelo cultural. Son liberadas de esa economía doméstica que mata el espíritu y de ese infinito número de pequeños deberes que están vinculados a la educación familiar de los niños».

 

Usted ha nacido en Rumanía y ha conocido el realismo socialista. ¿Cuáles son las diferencias sustanciales entre ese régimen y el democrático de su actual país, Alemania? ¿Y qué considera que hay en común?

 

La diferencia sustancial la da la libertad de opinión. En nuestros países democráticos tenemos la posibilidad de decir lo que pensamos. Podemos comprometernos políticamente y podemos criticar al gobierno sin que nuestra vida corra ningún riesgo. En Italia habéis llevado ante la justicia al ex jefe de gobierno Berlusconi y esto en un país comunista es impensable. Por tanto, esta libertad hay también que defenderla.

 

Posiblemente en las naciones democráticas las personas corren el riesgo de sentirse saciadas de libertad. Poseen derechos que ni siguiera utilizan. No se comprometen políticamente y renuncian incluso a ir a votar. A menudo se reconoce el valor de la libertad sólo cuando se ha perdido.

 

Usted ha escrito: «Queremos más asentamientos galos». ¿Qué quiere decir?

 

Lo he dicho a propósito de las familias. En Alemania se justifica la cada vez más difundida educación en edad infantil en grupos y comunidades citando siempre un proverbio africano según el cual se necesita toda una aldea para educar a un niño. Nos quieren convencer de que para dirigir a un hijo por la recta vía de la vida no bastan sus padres, sino que se necesita a toda la sociedad. Tomado esto desde un determinado punto de vista puede ser justo, porque un niño necesita muchos ejemplos. En Alemania, sin embargo, nos comportamos como si se pudiera prescindir de los padres, hasta decir y creer, así al menos lo sostienen algunos políticos, que el Estado es mejor que los padres para educar a los niños.

 

Pues bien, con esa broma quería decir que no necesitamos aldeas africanas, sino más bien asentamientos galos, como se dice en el famoso cómic de Astérix. Cada familia debería ser un núcleo, un nido de resistencia para defendernos del ataque del Estado a nuestros hijos. Como familias debemos defender la libertad de poder educar a nuestros hijos, hasta el punto que consideremos justo.

 

Usted es católica. ¿Cuánto de su posición respecto a la familia y a la educación depende de esta pertenencia?

 

Estas convicciones las tenía antes de convertirme al catolicismo. Me he convertido hace dos años, pero hace por lo menos diez años que escribo contra una política de la familia que no comparto. En mi actual fe me siento confirmada como mujer y como madre. La Iglesia es la última institución que me acoge así, tal como soy, que no intenta constantemente cambiar mi ser mujer y no me obliga a aventurarme por recorridos vitales que no quiero recorrer.

 

Soy mujer y me gusta ser mujer, con una tipicidad sólo mía. De este modo soy también madre y poder educar a mis hijos es para mí una gran satisfacción. La Iglesia católica me dice: estás en el buen camino. Y esto me hace más fuerte.

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