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LEÓN XIV Y LA PRÓXIMA ENCÍCLICA AcaPrensa / Sabino Paciolla / Andrea Gagliarducci

A continuación, me gustaría llamar la atención y la reflexión de los lectores sobre un artículo escrito por Andrea Gagliarducci, publicado en su blog. Los invitamos a visitar el sitio y evaluar libremente las diversas opciones que se ofrecen y cualquier solicitud que puedan tener. Aquí está el artículo, traducido por mí.

 

El padre Alejandro Moral, superior de los Agustinos, anunció la semana pasada en una entrevista con Il Messaggero que León XIV está trabajando en la estructura de su primera encíclica. La gran pregunta es si el Papa seguirá la inspiración que le sugiere su nombre, dedicando la primera encíclica de su pontificado a temas sociales, o si seguirá la línea de sus primeras palabras al inicio de su pontificado, cuando afirmó con contundencia la necesidad de desaparecer para dar paso a Cristo.

 

En resumen: ¿será una encíclica social o espiritual? Ambas no son excluyentes y pueden vincularse. Sin embargo, mucho dependerá de la estructura precisa que León XIV dé al documento y de cómo presente sus prioridades.

 

Los dos primeros meses del pontificado de León XIV nos han enseñado que algunos de los procesos iniciados por el papa Francisco son irreversibles. Pueden rediseñarse, pero no revertirse. Y uno de estos procesos es su atención a las cuestiones ambientales.

 

Ahora bien, el papa Francisco no ha inventado nada nuevo con su atención al cuidado responsable de la creación. La Iglesia siempre se ha preocupado por ello. Además, Benedicto XVI ha sido apodado “el Papa Verde” por los medios católicos y laicos por su atención a las cuestiones ecológicas. El trabajo teológico ya estaba hecho cuando Francisco dio un impulso pastoral al tema.

 

El papa Francisco ha llevado la preocupación ecológica de la Iglesia a otro nivel. Tanto la encíclica Laudato Si como la exhortación Laudate Deum se basaron en una serie de datos, cifras y cifras proporcionadas por organismos de las Naciones Unidas. En la práctica, el papa Francisco vinculó la preocupación ecológica con cuestiones políticas y multilaterales. Laudato Si, al ser una encíclica, incluía un marco necesario de doctrina social. Sin embargo, los pasajes más citados en foros internacionales fueron precisamente aquellos que confirmaban las posturas dominantes, mientras que las posturas de la ecología integral fueron menospreciadas.

 

Por ejemplo, pocos recuerdan que Laudato Si incluye una defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, que ataca la cultura del descarte, incluyendo el descarte de vidas humanas, y que adopta un enfoque ecológico integral que sitúa al ser humano en el centro. Laudate Deum, como exhortación, se presentó, en cambio, como una actualización de datos científicos, lo cual era normal, ya que las Naciones Unidas actualizan constantemente los mismos datos. Pero ese era precisamente el punto: ¿podía un documento papal vincularse únicamente a datos contingentes?

 

Después de todo, no se trataba de un documento que respondiera a una situación grave con un sólido marco teórico (pensemos en la encíclica de Pío XI contra el nazismo, Mit Brennender Sorge, o en los mensajes radiofónicos de Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial). Más bien, era un documento que se hacía eco del punto de vista de las organizaciones internacionales, que rara vez vinculan el problema ecológico con la humanidad. De hecho, a menudo se considera a la humanidad como el problema.

 

Sin embargo, doce años de pontificado han creado un movimiento ambientalista que, en ocasiones, parece abrazar un ambientalismo desenfrenado, desligado del núcleo humano que Francisco intentó inculcarle, abordando únicamente los temas más políticos y mediáticos. Y entre las iniciativas vinculadas a este ambientalismo se encuentra una Misa especial para la Protección de la Creación.

 

León XIV mantuvo este proceso, lo aprobó y celebró la primera Misa con esta formulación especial en privado en el Borgo Laudato Si de Castel Gandolfo. En su homilía, afirmó que «Dios nos dio la creación como un don para proteger, no como presa para explotar». Luego pidió a Dios que concediera la conversión a quienes no ven el problema ecológico.

 

El Papa también recordó el llamado de los cristianos a cuidar la creación. «Cuando contemplamos la belleza de la tierra, comprendemos que Dios la creó no por necesidad, sino por amor. La creación nace de su bondad desbordante, y cada criatura lleva en sí un reflejo de su gloria», dijo el Papa.

 

Y añadió: «Hoy, sin embargo, esta gloria está herida por nuestras decisiones irresponsables. La creación sufre y gime, como dice san Pablo, y con ella sufren quienes viven en la pobreza. Ya no podemos ignorar el clamor de la tierra y el clamor de los pobres, porque son un solo clamor que se eleva hacia Dios.»

 

La homilía del Papa, en resumen, no eclipsó a Francisco, y hubo numerosas referencias a la Laudato Si’ en su décimo aniversario. Sin embargo, también hizo especial hincapié en la cuestión de la creación, más que en el acto mismo de la creación. León XIV abordó estas cuestiones con cautela: no rompió con el pontificado de Francisco, pero se reencontró con una profunda corriente del pensamiento católico. Rompió con la idea de que el pontificado de Francisco fuera una ruptura.

 

La pregunta, entonces, es: ¿es la revolución ecológica de Francisco un proceso irreversible? León XIV no parece dispuesto a ceder en este asunto, sino que incluso ha buscado renovar su orientación específicamente católica y antropológica. Cabe señalar también que el formulario de la misa se utilizó en una celebración privada y se desconoce si esta celebración se repetirá en público.

 

Por lo tanto, la forma en que León XIV articula su primera encíclica será sumamente significativa. Tras dos meses, su pontificado aún equilibra la continuidad y la discontinuidad. No es un pontificado de restauración, pero sí restaura muchas cosas. No es un pontificado de ruptura con su predecesor, pero sí ha reconectado con la tradición.

 

Algunos procesos ya en marcha permanecerán inalterados, pero aún queda por ver cómo León XIV los redefinirá, rediseñará y reinterpretará. Su primera encíclica será una clara señal en este sentido.

 

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