Esta semana se ha confirmado la destitución de John‑Henry Westen como director de LifeSiteNews, una de las cabeceras más influyentes en el mundo provida y profamilia. La decisión, tomada por la junta directiva, se justifica oficialmente por la caída en el número de lectores, una reducción de donantes y un clima laboral deteriorado. Pero más allá de esas razones formales algo forzadas, lo cierto es que esta salida marca un punto de inflexión en el rumbo editorial que el medio había asumido en los últimos años.
Porque LifeSiteNews, bajo la dirección de Westen, no solo mantuvo su compromiso con los grandes principios no negociables, sino que supo detectar que la raíz de la crisis eclesial y cultural actual va más allá de la legislación o el activismo político. En ese tiempo, el medio dio un giro importante hacia una lectura más profunda de los problemas, señalando con claridad que la liturgia —cómo oramos— es inseparable de lo que creemos y de cómo vivimos.
Lex orandi, lex credendi: la ley de la oración es la ley de la fe. Y de esa ley nace la vida de los pueblos. Aunque pueda parecer contraintuitivo para algunos, la batalla por la liturgia es una batalla fundacional. Es allí donde se forma, o se deforma, la conciencia católica. Por eso, quienes han insistido en la centralidad de una liturgia reverente, orientada a Dios, fiel a la tradición y libre de los excesos antropocéntricos, no están librando una disputa estética: están luchando por los cimientos mismos de la Iglesia.
Solo un pueblo con una fe sólida —nutrida por el culto verdadero— puede aspirar a reconstruir instituciones justas, vida familiar fuerte y comunidad política sana. Ese fue uno de los grandes aciertos del enfoque editorial que LifeSiteNews había adoptado: entender que no bastaba con denunciar los síntomas si no se hablaba también del alma, del culto, de la presencia real, del sacrificio.
Esa línea editorial, sin embargo, no era compartida por todos los involucrados en LifeSite. Las diferencias internas en la estrategia del medio —según palabras de otro de sus fundadores, Steve Jalsevac— giraban en parte sobre la cuestión litúrgica y el tono frente a la crisis de gobierno en la Iglesia. Sea como fuere, la decisión está tomada y marca una etapa nueva. Muchos lectores y benefactores están expresando en redes su desacuerdo y su desvinculación con el medio.
Es legítimo y necesario repensar estrategias. Pero también es justo reconocer que el papel de LifeSiteNews durante estos años ha sido clave para mantener viva una conciencia crítica en medio de la confusión generalizada. Y también recordar que la misión de la Iglesia no se sostiene sin una fe profundamente arraigada, visible sobre todo en cómo reza, celebra y adora.
La batalla por la liturgia no es una distracción ni una extravagancia. Es la batalla por la fidelidad. Por eso muchos seguirán dándola, más allá de cargos y medios.











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