Fieles católicos abarrotaron este lunes, 7 de julio, la catedral anglicana de Canterbury (Inglaterra) durante una histórica Misa presidida por el nuncio apostólico, Monseñor Miguel Maury Buendía, con bendición papal. La celebración conmemoró a Santo Tomás Becket y recordó la traslación de sus reliquias en 1220.
Un evento marcado por el Jubileo de la Esperanza
Desde finales del siglo XX, los responsables anglicanos permiten anualmente a la parroquia católica local de Santo Tomás de Canterbury celebrar esta ceremonia cada 7 de julio en el altar mayor. Este año, con motivo del Jubileo de la Esperanza, el evento adquirió una solemnidad especial, destacando por la participación de un coro de primer nivel y una importante presencia internacional.
Asistencia récord desde la Reforma protestante
La afluencia de fieles fue tan numerosa que muchos tuvieron que seguir la ceremonia desde los transeptos laterales, al agotarse el espacio en el coro principal. Entre los asistentes se contaron sacerdotes, dignatarios, peregrinos internacionales y hasta el equipo de cricket del Vaticano, de gira por Inglaterra.
Según los organizadores, aproximadamente 800 personas asistieron, convirtiéndola en la «Misa católica más concurrida en la catedral de Canterbury desde la Reforma protestante», según declaraciones del noble católico Lord Christopher Monckton de Brenchley al National Catholic Register.
Un precedente histórico con el Cardenal Pell
La anterior celebración histórica se produjo hace diez años, reuniendo a 300 fieles. En aquella ocasión, la Misa fue presidida por el Cardenal George Pell, convirtiéndose en el primer cardenal católico en celebrar la Eucaristía en la catedral desde el siglo XVI, época del último arzobispo católico de Canterbury, el Cardenal Reginald Pole.
Solemne clausura con la Salve
La ceremonia culminó de manera especialmente emotiva con la entonación del tradicional himno mariano Salve Regina.
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