Gracias a Luis Badilla por este análisis sobre el futuro del Sínodo.
¿Pero a dónde quiere llegar esta burocracia grafomaníaca?
¿Hacer creer con decenas de documentos, reuniones y estudios que en la Iglesia del Papa Bergoglio había apertura, diálogo e igualdad? En resumen, ¿sinodalidad? Nada más lejos de la realidad. Con el Papa Bergoglio, la Iglesia Católica vivió uno de sus períodos más autoritarios y, en algunos casos, incluso represivos, en particular todos aquellos en los que la “ley suprema y perfecta” siempre fue el propio Pontífice. Mientras muchos sectores de la Iglesia buscan la manera de revisar este “proceso sinodal” a la luz de la colegialidad, muchos se esfuerzan por mantenerlo vivo a toda costa. Así que no hay nada mejor que seguir inventando Asambleas y documentos, y así llegamos también a 2028, cuando, quizás, la Secretaría del Sínodo, presidida por el Cardenal Grech, comunique otra iniciativa sin precedentes.
Otro nuevo documento de la Secretaría del Sínodo sobre la sinodalidad. Hablamos de las “Vías para la Fase de Implementación del Sínodo”. Pero ¿adónde nos lleva este camino iniciado en 2021? He aquí una posible respuesta.
A la espera de la famosa, bastante ambigua e inédita “Asamblea Eclesial sobre la Sinodalidad”, que se celebrará a nivel mundial en octubre de 2028, la Secretaría General del Sínodo de los Obispos sigue publicando documentos confusos y, además, repetitivos, que aportan poco o nada nuevo. En resumen, …Un mordisco constante de su propia cola.
Ahora, a partir del 7 de julio, estará disponible online un texto titulado: “Pistas para la fase de implementación del Sínodo: un texto al servicio del intercambio de dones entre las Iglesias”.
Este texto es una propuesta de la XVI Reunión del Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo, celebrada los días 26 y 27 de junio de 2025 en el Vaticano. El Papa León XIV participó en esta reunión con un breve saludo, sin mencionar la Asamblea Eclesial Planetaria anunciada cuando el Papa Francisco aún se encontraba hospitalizado, pocas semanas antes de su fallecimiento.
Las autoridades sinodales, inquietas y satisfechas con la avalancha de confusión que se ha extendido desde 2021 hasta hoy, nos dicen que el nuevo texto está “organizado en torno a cuatro capítulos, [y] pretende ofrecer ante todo una clave interpretativa para la fase de implementación del proceso sinodal”.
En español la nota continúa así: « La fase de implementación del proceso sinodal tiene como punto de referencia común el Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, fruto de la escucha y del discernimiento realizados desde el inicio del proceso sinodal. (…) Sin embargo, para salvaguardar la visión eclesiológica de referencia y algunos criterios básicos que subyacen al Documento Final, el texto aprobado por el Consejo Ordinario debe entenderse como una serie de indicaciones, en respuesta a las preguntas recibidas en los últimos meses por la Secretaría General del Sínodo, que tiene la tarea de acompañar y apoyar este camino, y promover el intercambio de dones entre las Iglesias locales.»
Las conclusiones de los Grupos de Estudio se posponen hasta enero de 2026.
La Secretaría del Sínodo confirma que las conclusiones de los Grupos de Estudio establecidas por el Papa Francisco tras la Primera Sesión de la XVI Asamblea General se han pospuesto, tras la Sede Vacate, de junio de 2025 al 31 de diciembre de 2025, fecha límite. Sin embargo, añade: «Con miras a un trabajo sinodal con transparencia y con el deseo de rendir cuentas del trabajo realizado hasta la fecha, se ha solicitado a los Grupos de Trabajo que presenten un breve informe a la Secretaría General antes de finales de junio de 2025. Estos informes se publicarán puntualmente en el sitio web de la Secretaría General a medida que se reciban».
¿Pero a dónde quiere llegar esta burocracia grafomaníaca?
La burocracia sinodal, dirigida por el cardenal Mario Grech, ya explicó el proyecto y su finalidad el 15 de marzo de 2025. En este texto, con el que se convocó y anunció la Asamblea Eclesial Mundial (entidad que no existe canónicamente y, por tanto, no tiene estructura jurídica ni administrativa).
De acuerdo con las indicaciones del Documento Final, el objetivo es concretar la perspectiva del intercambio de dones entre las Iglesias y en la Iglesia en su conjunto (véanse los nn. 120-121). Durante el recorrido, todos podrán beneficiarse de la riqueza y creatividad de los caminos trazados por las Iglesias locales, cosechando los frutos en sus agrupaciones territoriales (Provincias, Conferencias Episcopales, Encuentros Internacionales de Conferencias Episcopales, etc.). El recorrido también constituirá una oportunidad para evaluar juntos las decisiones tomadas a nivel local y reconocer los avances logrados en materia de sinodalidad (véase el n. 9). Gracias a este recorrido, el Santo Padre podrá escuchar y confirmar las orientaciones consideradas válidas para la Iglesia en su conjunto (véanse los nn. 12 y 131 – Sínodo / Segunda Sesión – Documento Final). Finalmente, este proceso constituye el marco en el que se enmarcan las múltiples y diversas iniciativas para la implementación de las orientaciones del Sínodo, en particular los resultados del trabajo de los Grupos de Estudio y las contribuciones del Derecho Canónico. Comisión”.
¿Por qué tantas palabras y hasta cuándo?
Por tanto, todo lo que se ha hecho, escrito, publicado y subrayado desde 2021 hasta 2028 será útil al Santo Padre para que pueda “escuchar y confirmar las orientaciones consideradas válidas para toda la Iglesia”. (sic)
Entonces, ¿cuál es el significado del Documento Final que se publicará a finales de octubre de 2024?
¿Es o no un Documento Final? Que el llamado «proceso sinodal» puede continuar es obvio, aunque no esté claro en qué consiste en su totalidad. ¿Cuándo concluyó el Sínodo? ¿O, sin decirlo, se ha convertido en una especie de Parlamento siempre abierto?
Esta frase “ podrán escuchar y confirmar las orientaciones consideradas válidas para toda la Iglesia ” es la síntesis final de la burocracia del Sínodo que revela un dramático sinsentido: el Papa, para confirmar “nuevas orientaciones” (aún no concluidas en su elaboración) que se deben aplicar a toda la Iglesia y que surgieron de las sesiones sinodales y tal vez no completamente terminadas, necesita tomar nota de lo que dicen decenas de documentos y reuniones, grupos de estudio, así como el Documento Final, que es al mismo tiempo magisterial pero no necesariamente obligatorio.
En resumen, ¿es y no es? ¿Puede y no puede? Depende del Papa, pero este debe primero escuchar la curiosa, hasta ahora, Asamblea Eclesial Mundial de 2028.
Además, esta máquina, que ya está en funcionamiento desde hace cinco años, ha tenido y tiene un coste inmenso que se paga con las débiles finanzas del Vaticano.
¿Y todo esto para dejar claro al Pueblo de Dios que la sinodalidad deseada es participación, comunión y escucha?
¿Por qué se hizo todo esto?
¿Hacer creer, con decenas de documentos, reuniones y estudios, que en la Iglesia del Papa Bergoglio había apertura, diálogo e igualdad? En resumen, ¿sinodalidad?
Nada más lejos de la realidad. Con el papa Bergoglio, la Iglesia católica vivió uno de sus períodos más autoritarios y, en algunos casos, represivos, especialmente en aquellos tiempos en que la «ley suprema y perfecta» era siempre el propio Pontífice.
Mientras muchos en la Iglesia buscan la manera de revisar este «proceso sinodal» a la luz de la colegialidad, muchos se esfuerzan por mantenerlo vivo a toda costa. Así pues, nada mejor que seguir inventando Asambleas y documentos, y así llegamos también a 2028, cuando, quizás, la Secretaría del Sínodo, presidida por el cardenal Grech, comunique otra iniciativa sin precedentes.
Francisco pudo celebrar su primer Sínodo en 2014, un año después de su elección. Hoy, sin embargo, con la Asamblea Eclesial Planetaria, el año 2028 está ocupado, y si se concreta debido a presiones burocráticas, ¿qué debería hacer el Papa León XIV para convocar la Asamblea ordinaria o extraordinaria del Sínodo, según sus intenciones y perspectivas?











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