Don Juan Cruz Villalón, considerado durante años como el poderoso «secretario» no oficial del Papa Francisco, ha abandonado el Vaticano y ha regresado a Buenos Aires, cerrando una era que comenzó antes incluso del pontificado.
Villalón, sacerdote argentino próximo al entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, fue llamado a Roma en 2011, pocos años antes de la elección papal. Desde entonces, se convirtió en una figura influyente en los círculos vaticanos, especialmente en lo referente a la curia y la red de poder que rodea a la Secretaría de Estado. Su salida a finales de junio fue interpretada por varios observadores como un claro gesto del nuevo pontificado de León XIV para marcar distancias respecto a la etapa anterior.
Influencia consolidada
Según informa Il Tempo, la influencia de Villalón creció exponencialmente desde la llegada de Francisco al papado. No ocupó ningún cargo oficial, pero su presencia se dejó sentir en decisiones clave, en nombramientos e incluso en choques con diversos prefectos. Uno de los puntos más altos de su influencia habría sido su presencia en el Hospital Gemelli durante la última hospitalización del Papa Francisco, cuando tuvo acceso exclusivo al pontífice, a diferencia de otros clérigos con cargos oficiales.
Villalón habría sido, de acuerdo con fuentes citadas por el medio italiano, una figura incómoda dentro de la curia para algunos. Su regreso a Argentina ha sido interpretado en algunos sectores como una liberación. La publicación recoge incluso que su salida fue recibida “con gusto” por parte de muchos.
Choques y tensiones
Entre los momentos de tensión más citados se encuentra su relación con cardenales influyentes como Lazarus You Heung-sik, prefecto del Dicasterio para el Clero. También se habrían registrado desacuerdos con miembros del entorno más cercano al Papa, debido al papel informal pero efectivo de Villalón en diversas decisiones.
Intentos posteriores por asignarle nuevas funciones en Roma —como seguir al Papa en estudios de fútbol o integrarlo en tareas logísticas— no prosperaron. Finalmente, y sin ocupar ningún puesto institucional, se le permitió regresar a Buenos Aires, supuestamente de forma definitiva.
Un cambio de era
La partida de Villalón es vista como un símbolo de transición. Con el nuevo Papa León XIV al frente de la Iglesia, algunos elementos de la etapa de Francisco están siendo discretamente relegados o reemplazados, en un intento por recentrar la gestión vaticana y evitar la personalización de decisiones institucionales. El caso de Villalón, un actor sin cargo, pero con poder, parece ser uno de los más paradigmáticos.
Fuentes próximas al Vaticano señalan que el sacerdote argentino ya no era considerado necesario por el actual pontífice. El final de su presencia en Roma marca, en palabras del diario italiano, “la fine di un’epoca”.











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