La nueva peregrinación eucarística por el Camino Real californiano se suma a un movimiento mundial en el que sacerdotes, religiosos y laicos descubren en el camino la fuerza para reconstruir comunidades, redescubrir la Tradición y vivir con esperanza el Misterio.
El próximo 6 de junio de 2025, fieles de todo Estados Unidos iniciarán el Camino de California, una gran peregrinación eucarística que recorrerá las históricas misiones fundadas por los frailes franciscanos durante la evangelización del territorio californiano. A lo largo de 17 días, los peregrinos visitarán las 21 misiones del histórico Camino Real, reviviendo la huella espiritual y cultural que dejó la presencia hispánica en el continente.
La ruta se inspira en el legado de Fray Junípero Serra, mallorquín nacido en 1713, beatificado por san Juan Pablo II y canonizado por el papa Francisco en 2015. Misionero incansable, fundó nueve de las misiones que hoy se recorrerán, dejando una impronta indeleble en la historia de la Iglesia en América. Su figura es símbolo de la evangelización del Nuevo Mundo y de una Hispanidad que transmitió no solo la fe católica, sino también lengua, arte, derecho y vida sacramental.
La peregrinación comenzará en la Misión San Francisco Solano en Sonoma y concluirá en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles el día de Corpus Christi, como colofón del Renacimiento Eucarístico Nacional promovido por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. A lo largo del recorrido, se celebrarán procesiones eucarísticas, Misas, adoración al Santísimo y obras de misericordia, muchas de ellas en lugares designados como santuarios jubilares.
En la Arquidiócesis de San Francisco, el 6 de junio tendrá lugar una procesión eucarística desde Albert Park hasta la Misión San Rafael Arcángel, presidida por Mons. Salvatore J. Cordileone, y al día siguiente, una Misa en la Basílica de Misión Dolores celebrada por Mons. Michael C. Barber, S.J., seguida de una visita al Seminario San Patricio en Menlo Park, con momentos de formación y testimonios vocacionales.
El Camino de California se inserta en una corriente viva dentro de la Iglesia contemporánea, donde las peregrinaciones se están convirtiendo en verdaderos espacios de renovación espiritual y comunitaria. Al igual que en Chartres, Covadonga o Luján, estas rutas no sólo reúnen a miles de fieles, sino que están siendo lugares de reencuentro entre sacerdotes, religiosos y laicos, donde muchos descubren —o redescubren— la Tradición de la Iglesia, su liturgia, su comunión, y la belleza de una fe vivida en cuerpo eclesial.
Más allá del número de participantes, lo que destaca es la hondura espiritual de quienes caminan: hombres y mujeres que son el corazón de parroquias, colegios, movimientos y comunidades dispersas, que en el camino encuentran la unidad, el consuelo y la fuerza que necesitan para sostener y revitalizar la vida católica en sus lugares de origen. En medio de una cultura fragmentada, estas peregrinaciones son fuente de esperanza y reflejo de una Iglesia que camina con firmeza hacia Cristo.
Porque la Iglesia es, en su misma esencia, peregrina: camina en el tiempo hacia el encuentro definitivo con su Señor. A lo largo de la historia, las grandes peregrinaciones a Jerusalén, Roma y Santiago han sido fuente de vocaciones, de fervor misionero y de renovación litúrgica y monástica. Hoy, en el siglo XXI, la Iglesia vuelve a andar caminos santos: recupera la conciencia de la Presencia real de Cristo en la Eucaristía, revive la belleza de la liturgia centrada en el misterio, y encuentra en el peregrinar común la savia que alimenta su cuerpo espiritual.
AcaPrensa / InfoVaticana
Leave a Reply