El cardenal Dominik Jaroslav Duka, O.P., arzobispo emérito de Praga, participó en el cónclave de 2013 que eligió a Francisco, pero en abril cumplió 82 años y por tanto no estuvo en el que ha convertido en Papa a León XIV. Sin embargo, conoce bien a Robert Prevost, porque como prior general de los agustinos visitó Chequia una decena de veces. Y también le ha visto en las recientes congregaciones generales, a las que asistió.
En una entrevista de La Nuova Bussola Quotidiana, Duka se muestra satisfecho con la elección, porque considera al nuevo pontífice “un hombre competente” que viene “del continente donde vive hoy la mayoría de los católicos” y que por su cargo como prior general de los agustinos visitó conventos en todo el mundo y tiene “un conocimiento completo de la Iglesia universal”.
Del comunismo a la ideología de género
En 2012, Duka concelebró con él una misa en el monasterio de San Dobrotivá por las víctimas del régimen comunista checo. Fue un convento agustino “liquidado en el ámbito de la Operación K con la que los comunistas cerraron los conventos checoslovacos en 1950 y encarcelaron a los religiosos”.
Hoy en el país hay otra dictadura en ciernes, dice el cardenal, “un enorme problema en las escuelas con la ideología de género”, que es “una continuación del jacobinismo y de la ideología comunista: no hay posibilidad alguna de colaborar con quien la sostenga”.
Para el cardenal dominico, “la visión del comunismo como religión ha muerto”, pero el problema es “su evolución en el progresismo moderno: después de Hegel y Marx vienen Freud y las grandes utopías que querrían cambiarlo todo y convertir el hombre en una máquina sin conocimiento”.
Alemania y China, intervenciones necesarias
Entre las consecuencias de esas ideologías figura el “comité sinodal alemán”, que en palabras del purpurado “parece una continuación de la Kulturkampf [anticatólica] del canciller Bismarck”: “En ese comité sinodal con un presidente laico y miembros laicos y obispos por igual veo una forma de dictadura perjudicial para la Iglesia. Y creo que León XIV intervendrá. Creo que dirá ‘no’ al proceso alemán”.
Lo mismo respecto al acuerdo firmado en 2018 entre la Santa Sede y el partido comunista chino para el nombramiento de obispos, renovado por el cardenal Pietro Parolin en 2024,
“Creo que es necesario cambiar la situación”, subraya Duka: “Lo que sucede en China me recuerda lo que sucedía en Europa Oriental en tiempos del comunismo. La Ostpolitik del cardenal Agostino Casaroli no fue positiva. Como mucho, pudo frenar la gran persecución, pero al mismo tiempo impedía a la Iglesia crecer… Al final, lo que cuenta es la experiencia real: la que vivíamos entonces los católicos de la Europa Oriental y la que viven hoy los católicos chinos”.
¿Y qué hará León XIV al respecto? “Debo decir que también sobre esto fue buena la atmósfera durante nuestro primer encuentro con León XIV. El cardenal Fernando Filoni tuvo una intervención buenísima sobre la cuestión del acuerdo Santa Sede-China”.
Importancia de las tradiciones
Por último, Duka respalda la decisión de León XIV de volver a residir en el Palacio Apostólico: “La tradición es muy importante, no solo para la Iglesia sino también en la vida normal. En la República Checha los progresistas dicen que el Castillo de Praga debería dejar de ser la sede del presidente. Pero estos palacios no solo son símbolos, también representan la continuidad”.
“Debo decir que los comienzos de León XIV me gustan mucho”, concluye, “pero no me sorprende, ¡es un ex alumno de ‘nuestra’ universidad, el Angelicum”, la universidad pontificia de los dominicos, donde Robert Prevost se doctoró en Derecho Canónico.
AcaPrensa / C.L. / Religión en Libertad
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