León XIV tomó ayer posesión de su cátedra como Obispo de Roma en la Basílica de San Juan de Letrán. El Pontífice destacó la necesidad de seguir el camino que tomó la Iglesia en el primer concilio celebrado en Jerusalén, sabiendo que lo más importantes es escuchar la voz de Dios, para lo cual hay que rezar, ponerse de rodillas.
El Pontífice recordó que «la Iglesia de Roma es heredera de una gran historia, arraigada en el testimonio de Pedro, de Pablo y de innumerables mártires, y tiene una misión única, bien indicada por lo que está escrito en la fachada de esta Catedral: ser Mater omnium Ecclesiarum, Madre de todas las Iglesias».
León XIV se refirió al primer concilio de la Iglesia, celebrado en Jerusalén para discernir el modo en que la salvación sería para todos, judíos y gentiles:
«Escriben: “Ha parecido bien […] al Espíritu Santo y a nosotros” (cf. Hch 15,28). Subrayan, por tanto, que en todo este proceso la escucha más importante, la que hizo posible todo lo demás, fue la escucha de la voz de Dios. Nos recuerdan así que la comunión se construye ante todo “de rodillas”, en la oración y en un esfuerzo continuo de conversión.»
Y destacó la absoluta necesidad de dejarnos guiar por el Espíritu Santo en la tarea de la evangelización: «Somos tanto más capaces de anunciar el Evangelio cuanto más nos dejamos conquistar y transformar por él, permitiendo que el poder del Espíritu nos purifique interiormente, haga sencillas nuestras palabras, honestos y transparentes nuestros deseos, generosas nuestras acciones.»
A los fieles de Roma, les recordó aquella cita de San Agustín que ya usó en su primer discurso como Papa al presentarse ante los fieles en la Plaza de San Pedro: «Por mi parte, expreso el deseo y el compromiso de entrar en este vasto campo de trabajo poniéndome, en la medida de lo posible, a la escucha de todos, para aprender, comprender y decidir juntos: “cristiano con ustedes y Obispo para ustedes”, como decía San Agustín (cf. Sermón 340, 1)»
AcaPrensa / InfoCatólica
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