El papado recupera su dignidad en el apartamento pontificio del Palacio Apostólico con León XIII. Santa Marta era demasiado cara. León XIV dice basta y devuelve al Papado su dignidad institucional, simbólica y económica.
El titular de Il Tempo no podía ser más claro: Santa Marta è troppo cara. Y no solo en euros. También en imagen, en simbolismo y en el deterioro del pontificado como institución. El Papa León XIV ha roto los sellos del apartamento pontificio en el Palacio Apostólico —cerrado desde 2013— y ha anunciado su regreso a las estancias donde vivieron todos sus predecesores desde Pío IX hasta Benedicto XVI.
Fin del espectáculo en Santa Marta
Durante doce años, Jorge Mario Bergoglio hizo del hotel Santa Marta su centro de operaciones. Lo que comenzó como un gesto de aparente humildad -“prefiero vivir entre la gente”- acabó convirtiéndose en un despliegue logístico que nada tenía de franciscano: el modesto apartamento de 50 metros cuadrados fue ampliado hasta ocupar todo el segundo piso, incluyendo una cocina profesional, una capilla privada, un salón de recepciones y habitaciones para asesores.
¿El coste mensual? Cerca de 200.000 euros, según revela Il Tempo. Una cifra hiperbólica que obligó a duplicar la seguridad, contratar más gendarmes y aumentar el número de guardias suizas. Todo, mientras se hablaba de “Iglesia pobre para los pobres”. Aplicados a los 145 meses que duró el pontificado de Bergoglio, la cifra se acerca a los 30 millones de euros.
El regreso del símbolo: el Papado y el Palacio Apostólico
León XIV ha decidido cortar por lo sano. Desde la misma noche de su elección, no durmió en Santa Marta. Se alojó en su antigua residencia de cardenal en el Palacio del Santo Oficio y ahora ha confirmado lo evidente: vivirá donde vivían los Papas. Con una diferencia sustancial: no se trata de un capricho personal, sino de una recuperación institucional. Este regreso al Palacio Apostólico es un gesto clave.
El Papa viste ya el hábito coral con roquete y muceta, lleva el Anillo del Pescador todos los días y acepta el baciamano como signo de reverencia. Pero que nadie se le acerque para pedirle un selfie. No se trata de nostalgia barroca: es el retorno a una teología del Papado que reconoce la trascendencia del cargo y evita trivializarlo con guiños pop. Este gesto del Papado es significativo.
No es cuestión de comodidad en el apartamento pontificio
Los trabajos de restauración del apartamento pontificio ya están en marcha. No se trata de hacer reformas de lujo, sino de devolver su funcionalidad a un espacio diseñado para albergar al Sucesor de Pedro. El apartamento no es una suite de hotel, sino una morada simbólica que expresa la continuidad, el recogimiento y la centralidad del Papa como padre común. El Papado recupera su espacio.
Santa Marta, mientras tanto, volverá a su función original: residencia de cardenales en cónclave y alojamiento temporal para visitantes de la Curia. Sin cámaras. Sin micrófonos. Sin gestos de cara a la galería.
El gesto que marca una era para el Papado
No hacen falta encíclicas ni discursos programáticos para saber por dónde va este pontificado. Con pequeños gestos —el regreso al apartamento, la negativa a banalizar el Papado, la restauración del protocolo—
León XIV está reordenando el caos heredado . Y lo hace sin estridencias, pero con firmeza. Sin espectáculo, pero con determinación.
Empieza el pontificado.
AcaPrensa / InfoVaticana
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