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EL CARDENAL NÉMET ENTREVISTADO POR SZEMLÉLEK REVELA DETALLES DESCONOCIDOS

El cardenal László Német, arzobispo metropolitano de Belgrado, recibió esta semana al equipo de Szemlélek para ofrecer un testimonio en primera persona sobre el reciente cónclave y sus impresiones sobre los papados de Francisco y su sucesor, León XIV. En la sala de recepción del Palacio Arzobispal, adornada con un mural del polémico artista Rupnik —donde aparece incluso una versión estilizada de san Juan Pablo II junto a santa Edith Stein—, el purpurado serbio compartió sin tapujos una serie de reflexiones que merecen ser conocidas.

 

La enfermedad de Francisco y su última Pascua

 

El cardenal confesó su incomodidad ante el nivel de detalle que se ofreció públicamente sobre la salud de Francisco: “Sentí que nos estaban preparando para su muerte. La grabación en la que habla desde el hospital, en un estado muy deteriorado y casi ininteligible, fue terrible de escuchar. Yo no la habría publicado. Existe algo llamado dignidad humana”.

 

Añadió que, aunque la transparencia tenía como fin frenar los rumores, habría que reflexionar sobre los límites: “Tal vez se buscaba mostrar que el Papa también es un hombre, que sufre como todos. Su vida terminó con una bella coherencia: comenzó su ministerio en la plaza de San Pedro y lo concluyó bendiciendo a los fieles en esa misma plaza el Domingo de Pascua, antes de entregar su alma al Creador”.

 

El cuerpo del Papa y la pedagogía de la muerte

Al ser preguntado por el impacto de ver el cuerpo de Francisco expuesto, Német respondió con serenidad: “Ya había visto a mis padres en su ataúd. Me llamó la atención la cantidad de productos químicos usados para conservar su cuerpo. Pero su rostro transmitía paz. Fue conmovedor rezar junto a él”.

 

¿Qué tan real fue la película Conclave?

 

Según Német, el filme refleja con notable fidelidad el ambiente real de un cónclave: “Los cardenales realmente conversamos entre nosotros, aunque no con los tintes de intriga de la película. Se discutía qué desafíos enfrenta la Iglesia y qué perfil papal era el más adecuado. Para esta elección se necesitaban al menos tres continentes para formar mayoría. Eso es mérito de Francisco, que mezcló las cartas designando cardenales de todo el mundo. Me parece una buena idea”.

 

¿Por qué tan rápido?

 

El cónclave se resolvió en cuatro votaciones. “El elegido reunía los criterios que iban quedando claros: experiencia misionera y pastoral, dominio de varios idiomas y vida eclesial en más de un continente. Leo XIV —Robert Francis Prevost— nació en EEUU, vivió décadas en Sudamérica y conoce bien Europa”.

 

¿Un Papa americano?

 

Aunque en el pasado se evitaba que un Papa fuese estadounidense, esta vez no se consideró un obstáculo. “Prevost fue obispo en Perú casi veinte años. Sabe cómo piensa el mundo no occidental. Además, un Papa americano puede revitalizar el ecumenismo, pues en EE.UU. los católicos son minoría en un panorama religioso muy diverso”.

 

¿El secreto del cónclave?

 

El cardenal abordó también la cuestión del secreto: “Las cifras filtradas suelen ser falsas. La excepción fue el libro de Gerard O’Connor sobre el cónclave de Francisco, que probablemente contó con datos del propio Papa. El secreto pretende proteger a los que no resultaron elegidos, pero yo sería partidario de romperlo. Las especulaciones, como las del New York Times sobre Erdő, están muy alejadas de la realidad”.

 

El humo blanco y el discurso

 

Respecto a cómo se prepara el nuevo Papa en menos de una hora antes de salir al balcón, el cardenal explicó: “Cuando se acercan los 89 votos necesarios, ya se perfila el favorito. Así que tiene tiempo para pensar su nombre y discurso. En realidad, 15 minutos bastan para vestirse y repasar unas líneas ya meditadas”.

 

Estar en el balcón junto a él fue “una experiencia única. Ver a la multitud celebrando mostraba la sed que hay de unidad, paz y evangelio”.

 

¿Inspiración divina o cálculo humano?

 

“Más que una intervención milagrosa, sentí el peso de lo que hacíamos. Somos un grupo variopinto, con cardenales de gran ego y maneras excéntricas. Si hay milagro, es que en 24 horas logramos una síntesis común”.

 

“Se fue de entre nosotros”

 

Cuando Prevost alcanzó los 89 votos, “se tapó la cara con las manos, consciente de lo que venía. Luego se serenó. Le preguntamos si aceptaba y qué nombre elegiría. Respondió Leo, por el compromiso social de su predecesor”.

 

Después, ya electo, “fue curioso ver cómo los cardenales cambiaban su trato hacia él. No cambió él, sino nuestro modo de dirigirnos. Es parte de la historia eclesial: hace un siglo se trataba a los Papas como reyes, y aún no rompemos del todo con eso”.

 

Santa Marta y la soledad

 

“Francisco vivía en Santa Marta para estar entre gente, pero comía solo. Nadie se sentaba con él”.

 

El reto de la sinodalidad

 

Leo XIV ha prometido continuar el camino sinodal. Para Német, esto será difícil: “En muchos lugares los fieles están acostumbrados a que el sacerdote lo haga todo. Superar ese modelo feudal es un proceso. Y habrá que ver si el Papa le da forma jurídica. Francisco no lo hizo”.

 

Subrayó también que el sínodo es continuación del Vaticano II, y que la doctrina de la Iglesia se desarrolla: “Como cuando Francisco cambió el Catecismo sobre la pena de muerte, declarándola inadmisible”.

 

¿Un Papa para todos?

 

Német cree que León XIV puede unir a progresistas y conservadores. “Tiene una personalidad reconciliadora. Su apodo entre los agustinos, Yankee latino, lo resume: es un puente viviente entre dos mundos. No busca aparentar cercanía, es parte de su carácter”.

AcaPrensa / InfoVaticana

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