Vamos conociendo más detalles de lo que sucedió en el cónclave, cosas del carácter expansivo de algunas de sus eminencias. Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York y considerado uno de los “trumpistas” cuando se le preguntó por la rapidez del cónclave: “¿La comida de Santa Marta? Fue un gran incentivo para concluir este asunto rápido”. Sólo cuatro escrutinios, igual que lo sucedido en 2005 con la elección de Joseph Ratzinger como Benedicto XVI, los cardenales sumaron los votos necesarios. En esta ocasión era más difícil, necesitaban 89 de los 133 votos de los electores, el número más alto de un cónclave.
Todo parece el resultado de un cuidadoso trabajo de alianzas tejido desde las congregaciones generales las que llevaron a que Robert Francis Prevost se alzara como el nuevo Papa de la Iglesia Católica. “Yo inicialmente pensaba que podía ser un cónclave largo, pero desde que los cardenales alargaron dos días más las congregaciones, y fijaron el cónclave no 15 sino 17 días después de la muerte de Francisco, me convencí de que sería corto”. El Papa Francisco no dejó buen ambiente en la curia y una Iglesia dividida, lograr aunar posiciones no era fácil. En las congregaciones generales, el considerado precónclave, se intentó definir el identikit del Papa ideal, un pastor, políglota, conocedor del mundo, para hacer frente a la compleja realidad actual e incluso algunos sugerían que la idea ideal debía ser en torno a los 70 años. n Prevost, con 69 años, una historia de misionero y conocedor de siete idiomas, cumplía tres de los rasgos buscados.
Los cardenales Burke y Sarah, se habrían reunido inicialmente detrás de Péter Erdő, el arzobispo de Budapest, ya considerado como una opción en el cónclave anterior. El secretario de Estado Pietro Parolin aunaba a sectores bergoglianos europeos y de la curia, mientras que el filipino Luis Antonio Tagle se alzaba como la carta de algunos cardenales extraeuropeos que querían seguir por la senda de Bergoglio. En medio de este escenario, algunos cardenales italianos levantaban la figura del patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, como la carta de consenso, que podría aunar posiciones si el cónclave se bloqueaba.
Durante la cena, Prevost evitó toda politiquería o maquinación evidente, dijeron los cardenales. Cuando llegó la mañana, se había transformado en una fuerza segura que, al final, dejó poco espacio para las candidaturas rivales y los bandos ideológicos. El cardenal Gerhard Ludwig Müller de Alemania señaló una base electoral que parecía estar formándose, diciendo: “es una buena cantidad de cardenales de Sudamérica, Norteamérica”. A los cardenales no se les escapó, dijo Nichols, que Parolin, el principal diplomático del Vaticano, a quien sus partidarios promovían dentro y fuera del cónclave, solo tenía una profunda experiencia en la burocracia eclesiástica: “No somos estúpidos”. You de Corea del Sur: «En la cuarta votación, las papeletas se inclinaron abrumadoramente». Müller se sentó detrás del favorito estadounidense en la Capilla Sixtina y observó que parecía tranquilo. Tagle, quien estaba sentado junto a Prevost, se dio cuenta de que respiraba profundamente mientras se acumulaban los votos a su favor: “Le pregunté: ‘¿Quieres un dulce?’ y dijo ‘Sí’”, dijo Tagle.
Durante una de las votaciones, Tobin, mientras sostenía su papeleta en alto y la introducía en la urna, se dio la vuelta y vio a Prevost, a quien conoce desde hace unos 30 años: “Eché un vistazo a Bob”, dijo Tobin de Nueva Jersey, “y tenía la cabeza entre las manos”. Más avanzada la tarde, volvieron a votar, y luego contaron las papeletas una por una. Cuando Prevost alcanzó los 89 votos, el umbral de mayoría de dos tercios necesario para convertirse en papa, la sala estalló en una ovación de pie. ”¡Y él siguió sentado!”, dijo David. “Alguien tuvo que levantarlo. A todos se nos salían las lágrimas”. Mientras continuaba el conteo y los votos a favor de Prevost se acercaban a los tres dígitos, Parolin tuvo que pedirles que se sentaran para poder terminar. Désiré Tsarahazana de Madagascar: “Obtuvo una mayoría muy, muy amplia de votos”. Tagle, quien fuera el favorito y a quien días antes el estadounidense había preguntado sobre las reglas, le dijo: “‘Si hay algo que quieras cambiar sobre las reglas del cónclave, ahora está todo en tus manos’”.
AcaPrensa / SPECOLA extracto
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