Christine Henneberg, exabortista de Planned Parenthood, confesó que la organización la entrenó para enviar a casa a mujeres con perforaciones uterinas sin tratamiento adecuado, poniendo en grave riesgo la vida y la salud de las mujeres
La abortista Christine Henneberg reveló en sus memorias de 2022 que Planned Parenthood la entrenó para enviar a casa, sin atención médica adecuada, a mujeres que sufrían perforaciones uterinas durante abortos, en lugar de trasladarlas al hospital.
Una perforación uterina es una complicación potencialmente mortal
Una perforación uterina ocurre cuando el abortista perfora la pared del útero. La revista Medic-Journal califica esta situación como una «complicación formidable» que puede causar «hemorragias potencialmente mortales, peritonitis y pérdida de la función reproductiva».
Según la misma fuente, los síntomas de una perforación uterina incluyen «dolor intenso en la parte baja del abdomen y signos de hemorragia interna: flujo vaginal con sangre, debilidad, mareos y taquicardia».
El diagnóstico tardío de una perforación puede llevar a consecuencias graves y mortales, como lesiones intestinales o en la vejiga, grandes hematomas, hemorragias, peritonitis y septicemia. Además, puede causar infertilidad debido a la formación de adherencias intrauterinas (síndrome de Asherman) o incluso requerir la extirpación del útero. También puede originar complicaciones en embarazos posteriores, como insuficiencia cervical y abortos espontáneos.
Abortos mal realizados durante el entrenamiento
Henneberg aprendió a practicar abortos a través del programa TEACH («Training in Early Abortion for Comprehensive Healthcare»), financiado por el fabricante de píldoras abortivas Danco. Aunque se enfocaba en abortos tempranos, también la formaron en abortos de segundo trimestre.
Durante su formación en la sede de Planned Parenthood en Long Beach, bajo la supervisión de la abortista «Rebecca», Henneberg perforó el útero de una mujer durante un aborto de ocho semanas. Al informar a su instructora, esta revisó la situación y, sin inmutarse, le dijo: «Sí, lo hiciste. Perforaste». Tras verificar que no quedaban restos del bebé en el útero, simplemente comentó: «No te preocupes. Va a estar bien».
Enviar a las mujeres a casa en vez de al hospital
Henneberg, visiblemente impactada, recibió de Rebecca esta explicación: «Lo que tienes que recordar es que los abortos son uno de los procedimientos más seguros que existen. La perforación es como tu peor pesadilla, ¿verdad? Somos muy cuidadosos para evitarla, y debemos serlo. Pero ahora te ha pasado. Has hecho un pequeño agujero en su útero. Tienes que vigilar que no sangre y asegurarte de que no hayas succionado ningún órgano. Pero en el 99% de los casos, eso no sucede. La observarás, se irá a casa y esto sanará en unos días».
El protocolo en Planned Parenthood es enviar a las mujeres con perforaciones uterinas a casa, en lugar de trasladarlas al hospital. Y así lo hicieron. Henneberg comentó: «Al final, ella estaba bien. Se fue a casa. Nosotros nos fuimos a casa. No podía esperar a volver al día siguiente».
Sin embargo, Henneberg no menciona ningún seguimiento posterior con la paciente. Como suele ocurrir en estas clínicas, no se sabe si la mujer terminó en la sala de emergencias debido a hemorragias o infecciones.
Al día siguiente, durante su primer procedimiento, Henneberg volvió a perforar el útero de otra mujer. El protocolo fue el mismo: revisar si habían extraído todo el cuerpo del bebé, examinar la perforación con ultrasonido, controlar la hemorragia y enviarla a casa.
El tratamiento adecuado para una perforación uterina
Según Medic-Journal, si la perforación es pequeña y no hay signos de daños mayores o hemorragias internas, se puede optar por un tratamiento conservador: reposo absoluto, aplicación de frío en el abdomen, administración de medicamentos uterotónicos y antibióticos, junto con monitoreo por ultrasonido.
Sin embargo, si hay signos de complicaciones internas, debe realizarse cirugía inmediata. En ningún caso se menciona como adecuado enviar a las pacientes a casa sin ningún tipo de intervención, como hizo Henneberg, quien además afirma seguir utilizando ese mismo protocolo en su práctica actual.
Mujeres que han muerto por perforaciones uterinas
Trágicamente, muchas mujeres han perdido la vida a causa de perforaciones uterinas mal tratadas. Algunos casos documentados son:
Gloria Small, de 43 años, madre de seis hijos.
Germaine Newman, de apenas 14 años, fue encontrada muerta en su casa al día siguiente del aborto.
Teresa Causey, de 17 años, cuyas últimas palabras fueron: «¡Oh, mamá, mamá, me duele tanto!».
Margaret Paula Clodfelter, de 19 años, fue enviada a casa tras la perforación y murió poco después.
Maureen Espinoza, de 16 años, llegó al hospital seis días después de su aborto, donde intentaron salvarle la vida sin éxito.
Leigh Ann Stephens Alford, de 34 años, murió 18 horas después de ser enviada a casa.
Virginia Wolfe, de 33 años, falleció en la mesa de abortos.
Shirley Payne, de 33 años.
Rhonda Rollinson fue enviada a casa sin que le extrajeran todo el cuerpo del bebé; murió antes de poder regresar.
Una estudiante universitaria de Newark, de 20 años, dejó huérfano a su hijo de cuatro años.
Anjelica Duarte, de 21 años, dejó a dos hijas pequeñas.
Mickey Apodaca, de 28 años, murió a manos de un abortista que ya había sido condenado por asesinato.
Carolina Gutiérrez, de 20 años, sufrió una grave infección tras una perforación. Sus llamadas al centro de abortos fueron ignoradas. Le amputaron ambas piernas intentando salvarle la vida, pero falleció seis semanas después.
Estos casos muestran las terribles consecuencias de un sistema que, lejos de proteger a las mujeres, las expone a riesgos mortales bajo la falsa promesa de «procedimientos seguros».
AcaPrensa / LifeNews / InfoCatólica
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