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PETER ERDÖ, CARDENAL HÚNGARO HEREDERO DE WOJTYLA

Considerado por muchos como el anti-Bergoglio, está muy atento a las dinámicas de Europa y sostiene que el continente necesita urgentemente redescubrir sus raíces cristianas.

 

Algunos ya lo han calificado como el heredero de Wojtyla, otros, el anti-Bergoglio.

 

Y no por la marcada distancia con las posiciones más progresistas de Francisco, sino por su firme posición en ese grupo de candidatos papales decididamente más tradicionalistas y conservadores que el último pontífice.

 

Peter Erdö nació en Budapest en 1952 en una familia de intelectuales católicos, el primogénito de seis hijos. Con tan sólo cuatro años vivió la invasión de Hungría por parte del Ejército Rojo que quemó su casa; Fue ordenado sacerdote en 1975 y un año más tarde obtuvo el doctorado en teología, del que posteriormente fue profesor en Esztergom y en la Pontificia Universidad Gregoriana. Su carrera académica le llevó también a ser profesor de Derecho Canónico, rector de la Universidad Católica Péter Pázmány y decano del instituto de postgrado de Derecho Canónico.

 

Pero su verdadero ascenso en las filas de la Iglesia comenzó en 1999, cuando Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Puppi y auxiliar de la diócesis de Székesfehérvár: en 2003 fue nombrado cardenal. El cardenal húngaro -uno de los cinco cardenales electores designados por el Papa polaco en el próximo cónclave (una minoría minúscula en comparación con la mayoría de los bergoglianos)- es considerado un as bajo la manga por los sectores más conservadores de la Iglesia.

 

Durante diez años fue presidente de la Conferencia Episcopal Húngara y durante un período similar el número uno del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa: una base sólida en términos de votos potenciales. Cuenta además con una potente actividad de literatura científica (alrededor de 250 ensayos y veinticinco volúmenes sólo en el ámbito del derecho canónico y de la historia medieval del derecho canónico) y una posición firme en la doctrina, pero, al mismo tiempo, siempre inclinada al diálogo.

 

Erdogan está muy atento a la dinámica de Europa y sostiene que el continente necesita urgentemente redescubrir sus raíces cristianas. Sus posiciones más tradicionalistas surgieron en el sínodo de 2015, cuando se expresó en contra del acceso a la Eucaristía para las personas divorciadas y vueltas a casar. Las uniones civiles entre homosexuales -aclara- no pueden de ningún modo asimilarse a la familia. En materia de contracepción se le considera cercano al grupo “provida” e incluso en materia de refugiados tiene un enfoque diferente al de Francisco, totalmente abierto.

 

El cardenal húngaro participó tanto en el cónclave que eligió a Benedicto XVI como en el que nombró a Francisco, con quien mantuvo fructíferas relaciones -pese a sus diferencias- a lo largo de su pontificado. Definido como un hombre moderado y con tacto, en comparación con muchos neófitos, conoce también bien la lógica de la asamblea de cardenales que eligen al Papa.

AcaPrensa / Paola Lo Mele / Ansa.it

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