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«FRANCISCO FUE A MENUDO MOTIVO DE DESUNIÓN DEBIDO A SU ESTILO Y TEMPERAMENTO»

Siguiendo la estela de su compatriota Robert Barron, otro obispo (en este caso el arzobispo emérito de Filadelfia) hace un balance crítico del pontificado de Francisco ante los intentos de algunos por canonizar ya al difunto Papa argentino.

 

En una entrevista publicada este martes por The Pillar, Charles Chaput, arzobispo emérito de Filadelfia y referente del catolicismo norteamericano, hace un balance crítico del pontificado del Papa Francisco, abordando sin ambages sus silencios, ambigüedades y omisiones en temas doctrinales clave. Al mismo tiempo, invita a los católicos a mantener la esperanza, fortalecer la vida espiritual y ser líderes valientes en un tiempo de confusión.

 

Chaput no duda en señalar lo que considera los fallos más graves del pontificado de Francisco: la ambigüedad y la desunión. “Los aspectos más perjudiciales del estilo de Francisco fueron su falta de interés en aclarar cuestiones teológicas y su evidente desagrado por algunos sectores de la Iglesia”, denuncia.

 

“Se negó, por ejemplo, a responder a las serias preguntas planteadas por las dubia de varios cardenales tras Amoris Laetitia. Cada Papa tiene dos papeles claves: ser fuente de unidad y clarificar la enseñanza en asuntos controvertidos. Francisco, con frecuencia, no cumplió ninguno”, afirmó.

 

En ese sentido, Chaput lamenta que el Papa haya contribuido a la confusión dentro del pueblo católico: “Con demasiada frecuencia habló con ligereza sobre temas serios, confundiendo a sus oyentes y minimizando la gravedad de su cargo. Creó ambigüedad en torno a importantes asuntos de doctrina, práctica cristiana y derecho eclesiástico. Y eso nunca termina bien”.

 

Obediencia sí, pero con discernimiento y verdad

 

Frente a una visión mecánica o pasiva de la obediencia, Chaput insiste en que ésta debe estar enraizada en la verdad y ejercida con responsabilidad moral:

 

“La obediencia cristiana nunca es mecánica”, sostiene. “Presupone la buena voluntad de quienes ostentan la autoridad legítima, les muestra genuino respeto y se subordina a su guía… hasta que se desvíen de lo que la Iglesia siempre ha considerado verdadero”.

 

Comparando la obediencia en la Iglesia con un matrimonio sano, recuerda que “el amor verdadero siempre se basa en la verdad” y que “los cónyuges tienen la obligación de corregirse mutuamente, con amor, cuando el comportamiento o la manera de pensar empieza a fallar”. Así, concluye que “criticar a la autoridad no siempre es malo. A veces es necesario”.

 

Aunque las críticas son contundentes, Chaput no cae en el derrotismo. Frente al cinismo que ha surgido en algunos sectores de la Iglesia —particularmente en EE. UU.— como respuesta al estilo de Francisco, el arzobispo exhorta a mirar la historia y confiar en la providencia:

 

“La historia de la Iglesia es nuestra memoria como pueblo creyente, y una de sus lecciones clave es que, no importa cuán mal fallemos o cuán sombrías se vean las cosas, Dios levanta a los santos para renovar su Iglesia”.

 

Chaput considera que el cinismo no sólo es estéril, sino espiritualmente peligroso: “Obstaculiza el autoexamen y la conversión personal, que siempre son los primeros pasos en cualquier esfuerzo más amplio de reforma y renovación”.

 

El próximo Papa: sencillez, claridad y pasión evangelizadora

Cuando se le pregunta por el perfil que debería tener el próximo Papa, Chaput es claro: “Un líder que pueda combinar la sencillez personal con la pasión por convertir al mundo a Jesucristo”. Y añade que la Iglesia necesita también “un intelecto cristiano fuerte, preferiblemente fortalecido por la experiencia del sufrimiento o del sacrificio”.

 

Aunque reconoce no saber si el Colegio Cardenalicio buscará ese tipo de perfil, dice confiar “en Dios y en su Iglesia, sea cual sea el resultado”.

 

Pero subraya que la necesidad de liderazgo no se limita al sucesor de Pedro: “Durante la próxima generación o dos, necesitaremos personas y líderes que estén menos ansiosos por asimilarse, más críticos respecto de lo que se está convirtiendo nuestro país y mucho más serios y valientes acerca de su fe católica”.

 

Chaput concluye con una exhortación directa a todos los fieles: vivir la fe con radicalidad y sin concesiones a la cultura dominante. “Estamos llamados a ser testigos activos de Jesucristo, no compañeros de viaje”, advierte.

 

Y para ello, señala tres pilares fundamentales: una vida de oración y sacramentos, formación doctrinal seria —“sumergiéndonos en las Escrituras y en buenas lecturas católicas”— y participación crítica en la vida eclesial: “Necesitamos prestar más atención a lo que sucede en la Iglesia y en el mundo, y no tener miedo de expresar nuestras preocupaciones a los líderes”.

AcaPrensa / InfoVaticana / Charles Chaput / The Pillar

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