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SIETE MANERAS EN LAS QUE EL PAPA TRANSFORMÓ RADICALMENTE EL CATOLICISMO

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, José Arturo Quarracino, a quien agradecemos sinceramente, les ofrece este comentario sobre el pontificado de Jorge Mario Bergoglio. ¡Feliz lectura y difusión!

 

7 maneras en las que el Papa Francisco cambió radicalmente el catolicismo

 

Es innegable que el pontificado del difunto Jorge Mario Bergoglio, conocido mundialmente como el Papa Francisco, ha tenido un gran impacto, tanto dentro como fuera de la Iglesia Católica. En términos generales, se puede decir que ha sido un papado totalmente disruptivo como ningún otro en la Iglesia.

 

Francisco promovió cambios radicales que no eran simplemente evolutivos, sino que ofrecían una ruptura abrupta con la vida, la doctrina y la práctica mismas de la institución fundada por Jesucristo.

 

Los católicos creen en el papado, que la Sede de Pedro fue instituida por Cristo y proporciona una continuidad ininterrumpida como piedra angular de la Iglesia.

 

Debido a estos cambios radicales, el papado bergogliano ha contado desde el inicio de su pontificado con el apoyo de sectores históricamente antagónicos a la Iglesia.

 

Aunque los papados de los últimos siglos fueron considerados “tradicionalistas”, la supervisión del Papa sudamericano sobre la Iglesia ha sido calificada de “revolucionaria”.

 

Los cambios radicales del Papa Francisco incluyeron:

 

  1. Un enfoque en la labor social de la Iglesia. Francisco ha impulsado el predominio gradual de la pastoral de la misericordia, la labor social de la Iglesia, sobre la fe misma: la primacía de las verdades doctrinales.

 

  1. El Papa introdujo importantes cambios en este sentido con el Sínodo sobre la familia, realizado en dos etapas (2014 y 2015).

 

En esta asamblea sinodal se comenzó a discutir, en directa contradicción con la doctrina, la indisolubilidad del vínculo matrimonial y la prohibición de acceso a la Comunión a los divorciados vueltos a casar.

 

  1. Reconocimiento y aceptación de la homosexualidad como algo normal para los fieles de la Iglesia.

 

A partir de su famosa afirmación pronunciada al inicio de su pontificado: “¿Quién soy yo para juzgar?”, las sucesivas defensas de la condición homosexual por parte de Francisco supusieron un alejamiento radical de las enseñanzas que emanan directamente de las Sagradas Escrituras y del Magisterio eclesial.

 

La decisión de Francisco de abrazar la Fiducia supplicans (2023) que autoriza la bendición a las parejas homosexuales, generó confusión entre los fieles y provocó el rechazo unánime de casi todo el episcopado de un continente (África).

 

El Papa Francisco aceptó este rechazo colectivo “debido a la idiosincrasia cultural” de la población y del clero africano.

 

  1. La aceptación por parte de la Iglesia de las agendas globalistas.

La historia puede registrar que Francisco fue el primer Papa woke, que aceptó con facilidad y sin quejas las agendas de las Naciones Unidas (Agenda 2030), del Foro Económico Mundial (El Gran Reinicio), de la Cumbre de París (Cambio Climático), la postura de las grandes farmacéuticas sobre el COVID-19, incluidos muchos conceptos claramente anticristianos que siguen siendo totalmente ajenos al Magisterio eclesial.

 

  1. Como Papa, Bergoglio ofreció una adhesión inequívoca y alianzas con grupos y personalidades afines al progresismo.

 

No le pareció problemático que defendieran una agenda anticristiana y antihumanista. En esencia, la concepción progresista del ser humano está condicionada y dominada por su subordinación y sumisión al Estado y sus derivados, incluida la cibernética, es decir, un ser humano simbiótico con las tecnologías insertadas en el organismo humano.

 

  1. El Papa redujo radicalmente la lucha de la Iglesia por la vida y la oposición al aborto.

 

Salvo breves y esporádicas expresiones, el papado de Francisco destaca notablemente por la ausencia de una condena seria del genocidio del aborto, que elimina anualmente a unos 70 millones de fetos, según datos oficiales de las Naciones Unidas.

 

Peor aún, durante su pontificado, Francisco ha nombrado en diversos cargos en los dicasterios vaticanos a personas que apoyan fervientemente el aborto, ya sea como una opción sensata para las mujeres o como un derecho legal. Entre estos nombramientos proabortistas se encuentran la economista italoamericana Mariana Mazzucato y el jurista argentino Eugenio Raúl Zaffaroni.

 

El Papa también mantuvo una relación amistosa con promotores agresivos y católicos del aborto global como el expresidente Joseph Biden, Nancy Pelosi, la expresidenta socialista chilena Michelle Bachelet, el líder político boliviano Evo Morales y el presidente brasileño “Lula” Luiz Ignacio da Silva, entre muchos otros.

 

  1. El cambio institucional más revolucionario ha sido la transformación de la fe católica en una «Iglesia sinodal».

 

Esto ha significado que la Iglesia está dirigida por un liderazgo eclesiástico y laico elegido personalmente por el Papa, a la vez que se diluye la Iglesia como una, santa, católica y apostólica (según la definición del Credo Niceno-Constantinopolitano [381 d. C.] y el Catecismo de la Iglesia Católica).

 

La Iglesia sinodal ofrece una estructura horizontal cuyos miembros caminan juntos, es decir, definen criterios y cursos de acción por consenso, de manera democrática, a todos los niveles.

 

Se ha creado una asamblea deliberativa en la que la jerarquía de la Iglesia pasa a un segundo nivel, en el que todo se decide por “discernimiento en el Espíritu”.

 

El fin de la Iglesia como agente exclusivo de salvación. En este pontificado encontramos la reducción de la fe al mismo nivel que todas las demás creencias, ya que «todas las religiones conducen a Dios».

 

Francisco ha condenado con eficacia la evangelización que conduce a la conversión, una misión que Jesucristo dio como directiva principal a sus seguidores: «Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que yo les he mandado» (Mateo 28:19).

 

Francisco ha visto dicha evangelización como un simple proselitismo para incorporar nuevos miembros a la institución.

 

Es importante destacar que estos siete cambios radicales no se han basado en una nueva concepción doctrinal de la Fe y de los Dogmas, sino en un marco institucional diferente.

 

De hecho, Francisco dejó de lado las fuentes de la Revelación: la Sagrada Escritura, la Tradición viva y el Magisterio eclesial.

 

Francisco lo hizo para dar primacía a los criterios personales del propio Papa.

 

En esta luz, cuando se leen los documentos apostólicos y las encíclicas emitidas por el actual pontífice, se puede ver que más del 50% de las citas que apoyan sus nuevas posiciones utilizan los escritos del propio Papa, en lugar de apoyarse en la enseñanza doctrinal de dos mil años de la Iglesia Católica.

 

Esta praxis bergogliana ha provocado un desarrollo extraordinario en la Iglesia: la ausencia de la presencia de Jesucristo en la Iglesia “sinodal” y de su centralidad en la vida institucional.

 

¿Será la Iglesia de Cristo nuevamente una, santa, católica y apostólica o seguirá siendo una Iglesia sinodal gobernada por un Papa libre que trabaja a través de un frente sinodal?

 

Los cambios radicales de Francisco plantean un desafío a los católicos de todo el mundo, y al próximo Pontífice: ¿pueden redescubrir la centralidad de Cristo resucitado en su fe y sus obras? Esta pregunta tendrá respuesta pronto.

AcaPrensa / Marco Tosatti / Stilum Curiae / José Arturo Quarracino

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