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ASÍ SERÁ EL FUNERAL DEL PAPA FRANCISCO SEGÚN EL RITO QUE ÉL MISMO REFORMÓ

Con el fallecimiento del Papa Francisco, la Iglesia se prepara para celebrar las exequias del Sucesor de Pedro según el nuevo Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, que él mismo aprobó el pasado mes de noviembre.

 

Se trata de un rito profundamente renovado que refleja el deseo del Pontífice de resaltar la dimensión pastoral y espiritual del funeral del Papa, alejándose de elementos considerados excesivamente ceremoniales.

 

Entre los cambios más visibles está la constatación de la muerte en la capilla privada, en lugar de en la habitación del difunto, y la inmediata deposición del cuerpo en un único ataúd de madera, suprimiendo los tradicionales tres féretros de ciprés, plomo y roble que durante siglos acompañaron los funerales papales. El cuerpo será expuesto a la veneración de los fieles ya dentro del ataúd abierto, lo que simplifica los traslados y acentúa el recogimiento de la despedida.

 

El funeral de Francisco conservará la estructura clásica de las tres estaciones. En casa del difunto: El cuerpo se deposita directamente en el ataúd tras la constatación oficial de la muerte, sin ser trasladado previamente al Palacio Apostólico. En la Basílica de San Pedro: Ya no se dispondrá el cuerpo en un féretro elevado ni se colocará el báculo papal junto a él, como parte de un ajuste que equipara las exequias del Romano Pontífice a las de un obispo diocesano. En cuanto al lugar de la sepultura: Se contempla la posibilidad de inhumación fuera de la Basílica Vaticana, según las circunstancias.

 

Estas modificaciones responden a un deseo claro de Francisco que quiso que las exequias del Papa no sean las de un hombre poderoso, sino las de un pastor. Así lo subrayó monseñor Diego Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, quien explicó que la reforma busca «adaptar los ritos a la fe de la Iglesia en Cristo resucitado».

 

También se ha realizado una revisión de los textos y oraciones, basándose en experiencias anteriores, como los funerales de san Juan Pablo II y Benedicto XVI, e incorporando las líneas teológicas actuales y las directrices de la Constitución Prædicate Evangelium.

 

El lenguaje litúrgico también ha sido simplificado: se retoman los títulos de Papa, Obispo y Pastor, y se unifica el uso del término Romanus Pontifex. Las letanías de los santos han sido actualizadas, y se han eliminado errores de ediciones previas. En lo musical, se han suprimido las notaciones, aunque se remite al Graduale Romanum para orientar la elección del repertorio.

 

Finalmente, el nuevo rito regula los Novendiales, las nueve misas consecutivas por el alma del Papa fallecido, ampliando los formularios disponibles y aligerando el volumen al omitir los textos del Leccionario.

 

El funeral de Francisco será, por tanto, expresión de su magisterio vital: austero, profundamente cristocéntrico y centrado en la figura del Buen Pastor. Un testimonio final de fe en Cristo resucitado y de servicio humilde a la Iglesia.

AcaPrensa / InfoVaticana

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