Un conocido jesuita compara a los seres humanos con pingüinos
Carlos Esteban / InfoVaticana
El influyente autor y periodista jesuita padre Thomas Reese ha pedido desde Twitter a los obispos que tomen nota del caso de una pareja de pingüinos del mismo sexo que han resultado ser unos excelentes padres para una cría.
“Obispos católicos, tomen nota”, escribía desde su cuenta en la red social Twitter el padre jesuita Thomas Reese, columnista de National Catholic Reporter y editor en jefe del semanario católico América. “Una pareja de pingüinos varones, los primeros padres adoptivos del mismo sexo del zoo de Nueva York, están haciendo “un gran trabajo” criando a una cría”.
El padre Thomas J. Reese ha aparecido ya otras veces en estas páginas por sus opiniones abiertamente heterodoxas y siempre en consonancia con las ideas dominantes del progresismo secular. En este caso, naturalmente, su mente jesuita quiere animar al episcopado norteamericano a cesar en su (tácita, en su mayor parte) oposición al llamado ‘matrimonio paritario’ y al derecho de las parejas homosexuales a adoptar niños. Porque un par de pingüinos del zoo están criando a un pequeño pingüino sin necesidad de hembra. Quod erat demonstrandum, un argumento irrebatible.
Sinceramente, no sé hasta qué punto los homosexuales en ejercicio, católicos o no, verán con buenos ojos que el sacerdote les haya comparado con animales, aunque sea con unos tan universalmente celebrados como son los pingüinos. En cualquier caso, dudamos sinceramente de que dos mil años de antropología católica vayan a venirse abajo por lo que hagan dos aves árticas (o antárticas, que tanto me da) al muy subjetivo juicio de sus cuidadores y en una noticia aparecida, cómo no, en el Washington Post.
Es lamentable que la capacidad argumental de los jesuitas, antaño élite de la inteligencia, se haya precipitado hasta simas tan de vergüenza ajena, pero tenemos que constatar el dato. De algún modo, el hecho de que dos pingüinos macho críen a un bebé pingüino con éxito (¿han hecho de él un pingüino de provecho?) es prueba incontrovertible de que la Iglesia debe rendirse al mundo y proclamar que la unión de dos hombres o de dos mujeres constituye sagrado matrimonio, igual en todo lo esencial a una unión de hombre y mujer. Por el caso de dos pingüinos en un zoo.
Esperemos que nadie amplíe los, al parecer, limitados conocimientos del sacerdote sobre etología animal, que no descubra la costumbre de algunas especies de devorar a algunas de sus crías cuando la camada ha sido demasiado grande, aunque no descartamos que esa sea una de las razones de su frialdad hacia la postura provida.
Tratándose de jesuitas, quizá la conducta animal que más debería interesar a Reese es esa, frecuentemente comentada, de los lemmings cuando se dirigen en manada hacia un acantilado para despeñarse todos juntos. Es una lograda alegoría natural de la Compañía de Jesús en los últimos años.
Publicar comentario