Protestas de víctimas interrumpen una misa en la catedral de Santiago de Chile
Un grupo de laicos chilenos interrumpió esta semana una misa oficiada en la catedral metropolitana por el Cardenal Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago de Chile, pidiendo a gritos su renuncia por el encubrimiento de casos de pedofilia clerical.
La Iglesia chilena no levanta cabeza, y cada vez se entiende mejor la llamada urgente a Roma de todos los obispos y su renuncia unánime, y peor que Su Santidad solo se la haya aceptado a tres.
Ha entrado la justicia civil, que es como siempre acaban estas cosas para nuestra vergüenza, y el juez ha llamado a declarar al Cardenal como sospechoso de haber tratado de encubrir abusos sexuales de menores por parte de clérigos.
Los manifestantes que irrumpieron en la Catedral obligaron a interrumpir la misa mientras exigían que renunciaran “todos los obispos”, hasta el punto de que tuvo que intervenir la seguridad de la catedral y, posteriormente, agentes de policía para contener la protesta.
La misa pudo continuar y, al finalizar, tras una hora y media de celebración, el Cardenal se acercó a los feligreses y les agradeció “haberle acompañado”, informa el diario chileno ‘La Tercera’.
Pero fuera del tempo, la manifestación de protesta continuaba, y los manifestantes detuvieron al nuncio apostólico, Ivo Scapolo, pidiéndole a gritos que renunciara a su cargo.
La diligencia ordenada por Emiliano Arias, a cargo de la investigación por el eventual encubrimiento de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, se da a conocer después de que el pasado domingo se filtrara una carta descubierta entre documentos incautados en la diócesis de Rancagua.
En la carta el obispo emérito Alejandro Goic cuestionaba a Ezzati por la forma en que estaba enfrentando las acusaciones por estos delitos contra sacerdotes. La misiva data de 2013, año en que se destaparon las denuncias de abuso sexual reiterado contra el párroco Fernando Karadima.
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