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Los abusos sj: El ‘Padre Picas’, Rupnik

Los abusos sj: El ‘Padre Picas’, Rupnik

SPECOLA Extracto / InfoVaticana

9 mayo, 2023

Empezamos con un asqueroso caso de un abusador jesuita que nos indica en manos de quienes hemos estado en estos decenios y de quienes estamos, porque son los mismos, cargados de años y aferrados, cada vez es más claro el porqué, al poder hasta la muerte. Hay delincuentes que incluso se adornan, ‘su Dios es su vientre y sus glorias sus vergüenzas’. El jesuita Alfonso Pedrajas, el conocido como ‘padre picas’, ya fallecido, no solo era un delincuente serial, sino que escribía el relato de sus delitos. Son 383 páginas, que el mismo titula, ‘Storia’, en las que relata su actividad como depredador serial.

 

Hasta 85 menores fueron agredidos encubierto todo por una tupida red de encubrimiento, un sobrino suyo que denuncia todo solo ha recibió respuestas evasivas. Las memorias fueron examinadas por un equipo de periodistas para confirmar los pasajes referentes a los delitos de pedofilia con entrevistas a varias víctimas sobrevivientes, al sobrino y hasta a un supuesto “novio” que permaneció en el anonimato por temor a represalias.

 

El «Padre Pica» nació en Valencia y se trasladó a Bolivia en 1961, donde completó sus estudios teológicos, fijando allí su residencia hasta su muerte. Siempre ligado a la educación, trabajó en colegios de Perú y Ecuador entre 1961 y 1971, y posteriormente en Bolivia fue subdirector y director del Colegio Juan XXIII, con internado, en Cochabamba. En 1989 dejó el Colegio Juan XXIII para atender a los novicios de Cochabamba y Oruro.

 

Falleció el 5 de septiembre de 2009, a causa de un cáncer, sus pertenencias fueron enviadas a España, donde quedaron guardadas en una bodega familiar. En diciembre de 2021, su sobrino Fernando Pedrajas encontró el diario mientras limpiaba y, al percatarse de las graves confesiones de su tío, intentó denunciar todo a la Compañía de Jesús en Bolivia y a la justicia española, recibiendo solo silencios y evasivas como respuesta. Así que decidió dárselo a la prensa.

 

La fiscalía española no quiso llevar el caso por prescripción. Osvaldo Chirveches, encargado de investigar los abusos en los jesuitas, no ha dado respuesta sobre el estado de la investigación canónica. El «padre Pica» confesó sus crímenes a otros religiosos y compañeros, quienes «en lugar de rechazarlo y brindarle la ayuda adecuada, justifican sus actos como debilidad física, no moral». El único consejo que recibe para superar su ‘debilidad’ es rezar mucho».

 

“Conocidos los hechos, el Colegio Juan XXIII debe condenar públicamente lo sucedido, denunciando no sólo los ataques del padre Pica, sino también la pasividad y falta de condena por parte de sus hermanos jesuitas”. Tras la publicación de su diario, exalumnos del internado de Cochabamba revelaron que otros dos jesuitas cometieron los mismos delitos con adolescentes entre 1983 y 1997. Incluso hay videos y cartas de víctimas denunciando e identificando a sus agresores.

 

La Compañía de Jesús pide ahora «perdón» por todo lo sucedido: “La Compañía de Jesús de Bolivia repudia y condena estos actos de pederastia públicamente denunciados. La Compañía de Jesús de Bolivia quiere subrayar su política de tolerancia cero ante los abusos, como el mismo Papa Francisco ha manifestado en varias ocasiones al respecto. Pedimos disculpas por el dolor causado». Estas disculpas a hechos publicados suenan a falsas siempre, indudablemente, no nos lo cuenta, el revuelo en la orden es mayúsculo y están suspendidos ocho jesuitas que ejercieron como provinciales, para verificar si hubo denuncias públicas que no fueron atendidas.

 

No es un caso único y lo más increíble es como personajes de esta catadura han podido mantenerse en cargos de responsabilidad en sus órdenes sin el menor problema. Los mismos que nos predican, los mismos, la tolerancia cero y que ahora sí, y todo lo que queramos, han tolerado a delincuentes durante decenios y los han encubierto.

 

No solo eso, el que se atrevía de denunciar era expulsado. El exjesuita Pedro Lima, confiesa que fue expulsado de la Orden tras revelar los abusos de Pedrajas, Capdevila y Tó; en la carta de expulsión, los jesuitas se habían comprometido a financiar sus gastos escolares para que pudiera estudiar teología. Lima aceptó y aseguró que también había recibido 3.000 dólares del catalán Marcos Recolons, entonces alto funcionario de la orden en Bolivia, que ascendería a la cúspide de la orden en Roma pocos años después. “Un año y medio después, Recolons me llamó por teléfono para decirme que la empresa me estaba sancionando y recortando mis fondos [de estudio] porque seguía hablando de casos de abuso infantil.

 

Era una forma de silenciarme. Me dijo: ‘No permitiré que hables mal de mis hermanos jesuitas’». El Papa Francisco parece que es de la misma teoría y mucho predicar, pero cuando toca a ‘sus hermanos’ u sus cadenas de mando, es otra cosa. Al caso Rupnik se unen estos y los que vendrán, quien hace un cesto hace ciento.

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