El cardenal Ratzinger llamó a Lefebvre «el obispo más importante del siglo XX»
LifeSiteNews / Maike Hickson
3 de diciembre de 2021
LifeSiteNews pudo obtener un recuerdo escrito de estas palabras del cardenal alemán de uno de los dos sacerdotes presentes en esa reunión en el Palazzo di San Uffizio.
En el verano de 2003, el cardenal Joseph Ratzinger, futuro Papa Benedicto XVI, en una audiencia privada, supuestamente les habría dicho a dos sacerdotes que consideraba al arzobispo Marcel Lefebvre, el fundador de la Sociedad sacerdotal San Pío X, «el obispo más importante del siglo XX en lo que respecta a la Iglesia universal».
LifeSiteNews pudo obtener un relato escrito de estas palabras del cardenal alemán de uno de los dos sacerdotes presentes en esa reunión de 30 minutos en el Palacio del Santo Oficio.
En esta conversación, el cardenal Ratzinger aparentemente honró al arzobispo Lefebvre por su trabajo al servicio de la Iglesia y admitió que «desde mi actual punto de vista, tengo que estar de acuerdo con el arzobispo Lefebvre en retrospectiva acerca de disponer de obispos propios».
Todo el recuerdo de las declaraciones del cardenal Ratzinger dice lo siguiente:
1) “Es difícil valorar lo mucho que la Iglesia le debe al arzobispo Lefebvre, no solo por su «período africano», sino también más tarde para la Iglesia en su conjunto. … Lo considero el obispo más importante del siglo XX en lo que respecta a la Iglesia universal”.
2. Si el episcopado francés en ese momento hubiera mostrado un poco más Caridad cristiana y fraternidad hacia el arzobispo Lefebvre, las cosas podrían haber tomado un rumbo muy diferente …”
3) “Desde mi actual punto de vista, tengo que estar de acuerdo con el Arzobispo Lefebvre en retrospectiva sobre la necesidad de disponer de obispos propios. Hoy, después de la experiencia de los ’15 años de Ecclesia Dei’, está claro que una obra como la de la Fraternidad sacerdotal de San Pío X simplemente no puede entregarse a los obispos diocesanos».
En 1988, el arzobispo Lefebvre consagragó a cuatro obispos sin la aprobación de Roma. Había tratado de dialogar con el Vaticano y buscado la aprobación, pero los obstáculos parecían tan insalvables que decidió seguir el camino de la desobediencia. Entre las graves razones por las que el arzobispo Lefebvre vio la necesidad de consagrar a sus propios obispos para continuar su trabajo por la Tradición en la Iglesia, estaba su avanzada edad y, al mismo tiempo, el Encuentro de Oración ecuménico de 1986 en Asís, en el que se exhibió una estatua de Buda, colocada sobre un altar, en presencia del Papa Juan Pablo II.
Que Ratzinger dijera que Lefebvre era el «obispo más importante del siglo XX» se corrobora hasta cierto punto por lo que el obispo Schneider relató una vez a Edward Pentin: «El Papa Benedicto XVI dijo una vez sobre el Arzobispo Marcel Lefebvre: ‘Fue un gran obispo de la Iglesia Católica.
El obispo Athanasius Schneider habló sobre la historia de la FSSPX en una entrevista de julio de 2021. Dijo que la Sociedad se fundó originalmente hace 50 años en Suiza con la aprobación del obispo local y del Vaticano, pero luego entró «en conflicto con el Vaticano» por criticar declaraciones del Concilio Vaticano II. También querían celebrar solo la Misa tradicional en latín, explicó Schneider.
La “desconfianza” creció entre la FSSPX y el Vaticano cuando el Papa no aprobó los cuatro candidatos propuestos para la consagración episcopal. Entonces quedó claro para Lefebvre, continuó Schneider, que la Santa Sede nunca «aprobaría» una futura FSSPX, con sus críticas «constructivas» de algunas «expresiones del Vaticano II».
Las consagraciones de 1988 de cuatro obispos propios de la FSSPX llevaron a las excomuniones de Lefebvre, sus cuatro obispos y el obispo De Castro Mayer, que había estado presente en los rituales.
Durante el pontificado del Papa Benedicto XVI, sin embargo, “se dieron dos pasos muy importantes para normalizar la situación”, continuó Schneider. En 2007, “el Papa Benedicto XVI emitió el motu proprio Summorum Pontificum, dando libertad a los sacerdotes para celebrar esta Misa; de alguna manera restableció el rito de la Misa tradicional de la Iglesia, que siempre fue una de las principales demandas del Arzobispo Lefebvre y de la Fraternidad Pío X”. Además en 2009, el Papa Benedicto XVI eliminó la excomunión de los cuatro obispos.
Sin embargo, esto aún dejaba algunos problemas canónicos sin resolver. Fue bajo el Papa Francisco cuando se dieron «otros dos pasos importantes», según Schneider. El Papa Francisco otorgó a los sacerdotes de la FSSPX la facultad de escuchar Confesiones «en todo el mundo». “Eso fue muy generoso”, dijo el obispo Schneider.
Añadió: “Es difícil decir que estos sacerdotes están fuera de la iglesia o que son cismáticos cuando poseen las facultades ordinarias de confesión otorgadas por el mismo Papa. Y luego el Papa autorizó a los obispos y a los párrocos a otorgar a los sacerdotes de la FSSPX las facultades para asistir canónicamente en los matrimonios”.
El obispo germano-kazajo comentó: “Entonces vemos que hay una situación que siempre está más cerca de una normalización canónica, y eso es bueno. Tenemos que alegrarnos de que esta situación pueda resolverse y la FSSPX pueda estar presente y operar dentro de la Iglesia en beneficio de la Iglesia, para la renovación de la Iglesia”, en aras de preservar“ la tradición de la fe, en la liturgia, y la vida espiritual, porque básicamente, en realidad, la FSSPX no hace otra cosa que obrar como la Iglesia creía, como la Iglesia adoraba, como la Iglesia vivía, hasta el Concilio, todos estos siglos”.
El obispo Schneider concluyó que “tenemos que esperar que la FSSPX obtenga el pleno reconocimiento. Espero que sea pronto; sería bueno. Y entonces la FSSPX sería una realidad normal como otras realidades dentro de la Iglesia. Es necesario para nuestro tiempo en esta crisis, en estos tiempos de oscuridad y confusión”. Según el prelado, es necesario que la Iglesia se enriquezca con comunidades como la FSSPX, “sacerdotes y laicos que simplemente guardan la fe de todos los tiempos, la Misa de todos los tiempos, y eso es lo que harían, los sacerdotes y los fieles de la FSSPX».
Cuando se le preguntó si sería lícito asistir a misa en las capillas de la FSSPX, Mons. Schneider respondió que, si no hay otras posibilidades, “claro, porque pueden escuchar confesiones lícitamente”, se puede “acudir a la Confesión con la aprobación del Papa. Y sería extraño que no pudieran asistir a la Misa del mismo sacerdote que les dio la absolución”.
Añadió que “los sacramentos, la Santa Misa se dan para la salvación de las almas, en beneficio de las almas. Creo que cuando a los católicos normales les cuesta llegar a la Misa Tradicional y hay una posibilidad más cercana a la Fraternidad San Pío X, pueden ir allí o también participar en un buen catecismo para los niños o los jóvenes. Por tanto, creo que como no están fuera de la Iglesia, a pesar de algunos problemas canónicos no resueltos, me parece lícito que los laicos puedan ir ”a las Misas de la FSSPX.
Estos comentarios del obispo Schneider nos muestran cómo hoy en día, el papel y el trabajo de la FSSPX están siendo evaluados de manera muy diferente a como lo era en el pasado, donde los católicos solían enfatizar el aspecto de la desobediencia.
Las declaraciones de 2003 del entonces cardenal Ratzinger parecen reivindicar gran parte del trabajo del arzobispo Lefebvre, quien eligió desobedecer para preservar no solo la misa tradicional en latín, sino también la vida de la fe tradicional en todos sus aspectos.
Ahora que las comunidades de Ecclesia Dei se enfrentaran pronto a visitas de Roma que seguramente tendrán como objetivo suprimir sus carismas originales y tradicionales, también ellas se enfrentan a la cuestión de si obedecerán o no y permitirán que se produzca la supresión de la Tradición en sus comunidades.
Recordemos que en la época del Arzobispo Lefebvre, la Misa Tridentina había sido esencialmente suprimida por el Papa Pablo VI, lo mismo que el Papa Francisco está intentando hacer ahora.
El arzobispo Carlo Maria Viganò, quien también ha elogiado a Lefebvre por su trabajo, recientemente, en agosto de este año, comentó sobre este asunto: Con su Motu Proprio, Benedicto XVI restituyó la Misa Apostólica Romana a la Iglesia, declarando que nunca había sido abolida. Indirectamente, admitió que hubo un abuso por parte de Pablo VI cuando, para dar autoridad a su rito, prohibió sin piedad la celebración de la liturgia tradicional.
El abad Claude Barthe, un sacerdote tradicional y experto en liturgia, también declaró recientemente que el Papa Pablo VI había derogado la Misa tradicional en latín cuando afirmo: “La Misa de San Pío V, cuando fue abrogada por Pablo VI (debido a que fue abrogada, se debe decir; Jean Madiran lo señaló correctamente), era idéntica, casi en cada detalle, a lo que era en el siglo XI”.
Por otra parte, Viganò afirmó el año pasado que considera a “Mons. Lefebvre un confesor de fe ejemplar, y creo que a estas alturas es evidente que su denuncia del Concilio y de la apostasía modernista es más relevante que nunca”.
En junio de 1976, el arzobispo Lefebvre ordenó a varios sacerdotes, a pesar de que ciertas fuerzas en Roma ya habían intentado reprimir a la FSSPX. En su homilía del 29 de junio para ese evento, explicó lo que vio como la razón clara del intento de reprimir a la FSSPX. Aquí cito extensamente:
Pero si con toda objetividad buscamos el verdadero motivo que anima a quienes nos piden que no realicemos estas ordenaciones, si buscamos el motivo oculto, es porque estamos ordenando a estos sacerdotes para que digan la Misa de todos los tiempos. Porque saben que estos sacerdotes serán fieles a la Misa de la Iglesia, a la Misa de la Tradición, a la Misa de todos los tiempos, nos instan a no ordenarlos.
En prueba de ello, consideren que 6 veces en las últimas tres semanas —6 veces— se nos ha pedido restablecer las relaciones normales con Roma y dar como prueba la aceptación del nuevo rito; y me han pedido que lo celebre yo mismo. Han llegado a enviarme a alguien que se ofreció a concelebrar conmigo en el nuevo rito para manifestar que acepté voluntariamente esta nueva liturgia, diciendo que así todo se arreglaría entre nosotros y Roma. Me pusieron en las manos un nuevo Misal que decía: “Aquí está la Misa que deben celebrar y que desde ahora celebraran en todas sus casas”. Me dijeron también que si en esta fecha, hoy, este 29 de junio, antes de toda nuestra asamblea, celebrábamos una misa según el nuevo rito, todo se enderezaría en lo sucesivo entre nosotros y Roma. Por tanto, está claro, es una prueba de que es del problema de la Misa de donde depende todo el drama entre Ecône y Roma.
Es decir, estaba claro que la FSSPX estaba siendo disciplinada por preservar la Misa de todas las edades que todos los católicos tradicionales de hoy han llegado a conocer y amar tanto.
Los siguientes comentarios podrían ser útiles para los católicos de hoy que son miembros de las comunidades Ecclesia Dei que muy pronto enfrentaran un destino similar al de Lefebvre:
Quizás mañana, en los periódicos, aparezca nuestra condena. Es muy posible, debido a estas ordenaciones hoy. Probablemente a mi mismo me sorprenderá la suspensión. A estos jóvenes sacerdotes les sorprenderá una irregularidad que, en teoría, debería impedirles decir la Santa Misa. Es posible. Bien, apelo a San Pío V – San Pío V, quien en su Bula decía que, a perpetuidad, ningún sacerdote puede incurrir en una censura, cualquiera que sea, a perpetuidad, por decir esta Misa.
En consecuencia, esta censura, esta excomunión, si la hubiere, estas censuras, si las hay, son absolutamente nulas, contrariamente a lo que san Pío V estableció a perpetuidad en su Bula: que nunca en ninguna época se puede censurar a un sacerdote que diga esta Santa Misa.
Aquí, Lefebvre pronunció palabras que hemos escuchado en artículos recientes que responden a Traditionis Custodes y su intento de abrogar esencialmente la Misa tradicional: “Esta Misa está canonizada. Él [el Papa Pío V] la canonizó definitivamente. Ahora un Papa no puede eliminar una canonización. El Papa puede hacer un nuevo rito, pero no puede eliminar una canonización”. “No puede prohibir una misa canonizada”, concluyó el arzobispo.
Que estas palabras alienten ahora a todos los católicos tradicionales a mantenerse firmes, incluso con alegría, y dar testimonio de la Misa de todas las edades.
LifeSiteNews se acercó al Papa Benedicto XVI, le envió las memorias de la reunión de 2003 con los dos sacerdotes y le pidió un comentario. Actualizaremos este informe si responde.
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