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Dimiten todas las mujeres del suplemento femenino de L’Osservatore Romano

Dimiten todas las mujeres del suplemento femenino de L’Osservatore Romano

Infovaticana

 

Lucetta Scaraffia, fundadora y directora de ‘Donne Chiesa Mondo’, el mensual del órgano oficial vaticano, ‘L’Osservatore Romano’, dedicado a la mujer, ha dimitido junto a su consejo editorial, formado exclusivamente por mujeres.

Hay “una campaña vaticana para desacreditar a las mujeres y someterlas al control directo de los hombres”, aduce Lucetta Scaraffia, fundadora y directora dimisionaria del suplemento de mujer de L’Osservatore Romano, explicando su decisión.

Esta tendencia, sostiene Scarffia, catedrática de Historia Contemporánea de La Sapienza en Roma, ha aumentado después de que su equipo denunciara el abuso sexual de monjas por parte del clero.

El consejo editorial del suplemento mensual ha anunciado la decisión colectiva en el editorial del 1 de abril, enviado a imprenta pero aún no publicado, así como en una carta abierta dirigida a Su Santidad.

“Hemos decidido interrumpir la colaboración por el clima que hemos padecido”, asegura la ya ex directora. “Renunciamos porque nos sentimos rodeadas de un clima de recelo y deslegitimación progresivas. Tras los intentos de controlarnos han llegado los intentos indirectos de deslegitimizarnos con una línea editorial impuesta contraria a la nuestra”. Eso ha tenido por consecuencia “oscurecer nuestras palabras, deslegitimándonos como parte de las comunicaciones de la Santa Sede”.

El nuevo director de L’Osservatore anunció que asumiría directamente el control del suplemento, solo para echarse atrás ante la reacción decidida y en contra del equipo. En los últimos meses, el suplemento se ha centrado en los abusos a las religiosas, tanto sexuales como laborales, lo que no ha gustado mucho al director del rotativo principal, como tampoco han sentado muy bien las críticas a la condición de la mujer dentro de la Iglesia.

Parece que nos encontramos ante uno de esos casos en que la Curia ha querido apuntarse a una de las modas ideológicas con más tirón de la modernidad, el feminismo, pero sin acabar de creérselo, esperando que todo siguiera como siempre, bajo control, pero poniéndose la medalla.

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