Curas casados y pan de yuca
Jorge González Guadalix
Es el primer globo sonda que han soltado de cara al sínodo sobre la Amazonía previsto para este próximo octubre. Elemental, querido Watson. La descristianización de Hispanoamérica (no me da la gana escribir América Latina) se produjo por el celibato y el pan de trigo.
Hasta ahora, desde el siglo XV, la fe en Hispanoamérica se ha mantenido con bastante dignidad atendida por sacerdotes célibes y celebrando la eucaristía con pan de trigo ázimo como siempre. Es en los últimos años cuando lo de siempre ha ido perdiendo enteros en favor de las novedades más novedosas que incluyen, por supuesto, misas con o sin ornamentos, parece que es cuando la cosa de la fe va cayendo evidentemente por culpa de los Estados Unidos.
La inculturación, que es que el problema está en que falta inculturación, que no hemos querido saber nada de los indígenas, su cultura, su vida. Aquí se repiten mantras y anatema sit quien diga lo contrario. Ya se sabe: el genocidio humano y cultural, y Colón, la bestia negra. Pues nada, pulpo como animal de compañía.
Y como aquí no somos más memos por falta de entrenamiento, aunque podemos mejorar, nos sale un jesuita, Jesús qué compañía, encantado porque se barrunta que en el sínodo de la Amazonía se va a hablar de ordenar casados y de pan de yuca para la eucaristía, ya que este sabio hijo de San Ignacio nos hace caer en la cuenta de que “el pan que normalmente se usa en las Misas latinas se desintegra durante la temporada de lluvias, debido a la intensa humedad”. Ya. Debe ser que hace siglos no llovía. Me va a contar el reverendo que ahora, con más medios, más posibilidades, mejores condiciones de conservación, es un problema lo que no lo ha sido durante cinco siglos.
De todas formas, el P. Francisco Taborda, lo que defiende es algo mucho más serio, aunque disfrazado de prudencia y moderancia (sic) que decía uno de mi pueblo. Hay una carga de profundidad en forma de “la decisión de reintroducir los curas casados o no dependería de cada obispo”, lo que abre las puertas no ya a que determinados temas doctrinales que den en manos de conferencias episcopales, que ya resulta peligroso, sino al albur de cada obispo, lo que es aún peor. Este dice que el celibato si, este que no, este que depende, este que ya se verá y que lo de la materia de la eucaristía puede ser yuca, arroz, maíz o bayas tibetanas, por lo demás muy ricas en antioxidantes, que habiendo tanta humedad conviene.
Pues nada, ya nos dirán. Posiblemente Santo Toribio de Mogrovejo no supo evangelizar ni entender a sus nuevos fieles, seguro que era partidario del celibato y que, como buen castellano rudo, inmisericorde, y poco sensible con los indígenas, además de nacido en tierra de cereal, celebraría siempre con pan ázimo. O San Pedro Claver, jesuita, por cierto, que para ser santo y vivir atendiendo a los más pobres de los pobres maldita falta que le hizo el pan de yuca.
No pasa nada, ordenación de casados y pan de yuca, y los santos a borbotones. Pues que Dios nos conceda poder verlo.
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