Cupich “la homosexualidad no es el problema”
El Cardenal Blase Cupich, Arzobispo de Chicago y hasta hace poco buen amigo del ex cardenal McCarrick, ha declarado en la revista jesuita América que el problema no son los curas gays, sino el ‘clericalismo’.
Consultado por América sobre la actual ola de escándalos de abusos sexuales que vuelve a azotar la Iglesia estadounidense, el Cardenal Cupich ha quitado importancia al componente homosexual, añadiendo que hay que “ir con mucha cautela” antes de decidir que no debe ordenarse a sacerdotes con tendencias homosexuales.
No, el verdadero problema de fondo en esta crisis es el ‘clericalismo’, asegura Su Eminencia. “Estoy realmente convencido de que la cuestión aquí radica más en una cultura de clericalismo en la que algunos que han sido ordenados se sienten privilegiados y, en consecuencia, protegidos, de modo que pueden hacer lo que quieran”, señala Cupich.
Para Cupich, que se tache a la homosexualidad de buena parte del clero como núcleo del problema no es meramente un error, sino algo maliciosamente buscado. Hace hincapié en que “no querría que esto se redujera de forma simplista al hecho de que hay algunos sacerdotes que son homosexuales. Creo que es una distracción que deja de lado el clericalismo, que es una parte mucho más profunda del problema”.
Para desgracia de Cupich y otros prelados americanos, es ese mismo clericalismo que deplora, es el que pretende quitar importancia al papel de la homosexualidad del clero en el presente y en pasados escándalos. Es la opinión de los fieles laicos la que insiste en poner el dedo en la llaga de la homosexualidad, como hemos visto y seguimos viendo estos días.
Por lo demás, Cupich afirma que basa sus conclusiones en las de un informe encargado por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos en 2011 a la Facultad John Jay de Derecho Penal (JJCCJ). Sin embargo, las conclusiones de dicho informe dicen exactamente lo contrario de lo que pretende el cardenal.
El informe inicial de la JJCCJ, hecho público en 2004 por la Oficina Nacional de Supervisión, encargada por el episcopado para investigar la crisis, revelaba que “el ochenta por ciento de las presuntas víctimas eran varones, y casi el 90 por ciento habían pasado de la pubertad”. El informe actualizado, al que hace referencia Cupich reveló que “el 81 por ciento de las víctimas de abusos eran varones, y el 78 por ciento había pasado de la pubertad”.
En posteriores informes anuales sobre abusos sexuales en 2016 y 2017 se deja claro que la crisis de abusos sexuales clericales era predominantemente homosexual.
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