Caso Beatriz: Fake news para despejar el camino al aborto en el Salvador.
Luca Volante / Nuova Bussula Quotidiana
11-05-2023
Fuente Imagen: BBC
La mujer que supuestamente murió por un aborto denegado en realidad perdió la vida en un accidente automovilístico cuatro años después. Es uno de los muchos casos ingeniosamente ensamblados en el centro de la presión contra la legislación pro-vida de varios países centroamericanos.
Con los años ha crecido y sigue creciendo la presión para que El Salvador legalice el aborto, en medio de leyendas fomentadas por multinacionales abortistas sobre mujeres presuntamente encarceladas por aborto espontáneo, nacimiento de bebés ya muertos y “emergencias obstétricas”. En el centro de la causa legal que podría empujar, aunque no a obligar formalmente, a El Salvador a legalizar el aborto está el llamado “caso Beatriz”, que sin embargo es un caso ejemplar de “fake news”.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos examina en las últimas semanas el caso de Beatriz, quien, según los medios, habría fallecido a causa de un aborto denegado. La Corte decidirá si las leyes provida del país centroamericano, que el presidente Bukele no quiere cambiar ni suavizar en absoluto, violan o no el derecho de las mujeres al aborto.
Un fallo a favor del aborto, especialmente si se refiere a la Convención de Derechos Humanos de los países americanos y su fuerza vinculante para los países adherentes, podría obligar a El Salvador y quizás a otras naciones pro-vida del continente, Guatemala y Nicaragua en primer lugar, a legalizar y liberalizar el aborto. Todo esto es posible y es fuertemente deseado por las multinacionales abortistas que han invertido millones de dólares en este caso a base de mentiras.
Beatriz García, la mujer en el centro del caso, no murió por falta de acceso al aborto inducido, nunca había tenido complicaciones durante su embarazo que fueran calificadas como «peligrosas para la vida», los médicos nunca le aconsejaron el aborto y murió cuatro años después en un accidente automovilístico. En 2013, Beatriz García, que tenía lupus, pidió abortar diciendo que no estaba gravemente enferma, pero: «Me siento mal, porque estoy muy cansada y sin aliento», y agregó: «Me gustaría interrumpir el embarazo ahora”. Entonces había enviado un recurso al presidente de El Salvador, recibiendo el apoyo de Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el ministerio de salud, pero la Corte Suprema de Justicia de la Nación negó su pedido de aborto.
Tres médicos habían firmado un documento que decía que el lupus de García era estable y recomendaba continuar con el embarazo y recibir atención médica. Finalmente, dio a luz por cesárea, pero su hija, Leilani, murió poco después de anencefalia, una afección en la que el cráneo no se forma correctamente. Beatriz García, no murió por complicaciones del embarazo sino que falleció cuatro años después a consecuencia de un accidente automovilístico. Sin embargo, los medios globalistas y las organizaciones abortistas multinacionales están manipulando la situación para hacer creer que Beatriz murió debido al embarazo y a la imposibilidad de abortar.
El despropósito crece cuando los grupos abortistas del país denuncian al Estado de El Salvador ante la CIDH en noviembre de 2013, pidiendo al gobierno que repare los daños «causados a Beatriz» y que «modifique la legislación nacional para garantizar plenamente a las mujeres el derecho a la salud, la integridad personal, los derechos reproductivos y el derecho a la tutela judicial efectiva”.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos declaró admisible la denuncia en 2017, pero posteriormente en enero de 2022 la misma Comisión presentó una solicitud ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Finalmente, el pasado mes de marzo comenzaron las audiencias de las partes en el Juzgado, cuya decisión final debe tomarse en estos días.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos podría dictaminar que las leyes pro-vida violan los derechos de la mujer, y todo por una mentira. Además, las más de 50 mujeres presuntamente encarceladas por abortar debido a las leyes pro-vida de El Salvador en realidad han sido condenadas por infanticidio cometido contra sus propios hijos.
Los grupos abortistas pretenden obtener una sentencia de la Corte Interamericana que no solo autorice el aborto libre en todos los países de América sino que incluso apoye el infanticidio, para poder «exportar» el aborto hasta el nacimiento, ya en vigor en algunos Estados gobernados por los Demócratas en USA, en todos los países de Centro y Sudamérica. Los dejo a ustedes imaginar cómo los macabros laboratorios de las grandes multinacionales de la droga se frotarían las manos en la venta de cuerpecitos o miembros y órganos de bebés abortados.
La revista de EEUU Foreign Policy publicó recientemente un artículo a favor de la difusión del aborto en el país y utilizó el caso de Alba Santos y la muerte de su hijo como ocasión para esperar un fallo de la Corte Interamericana que sería en gran parte liberalizando pero, al mismo tiempo, advirtió a los jueces y a la opinión pública mundial que la legislación y la cultura tradicionales pro-vida son «demasiado populares para ser anuladas». “La prohibición sigue siendo popular, especialmente porque las iglesias evangélicas antiaborto con fuertes lazos con los EEUU han ganado influencia aquí y en los EEUU podrían hacer lo mismo”, dice el artículo.
Las organizaciones a favor del aborto y los medios de comunicación han argumentado durante mucho tiempo que las mujeres en El Salvador son encarceladas por abortos espontáneos, mortinatos y emergencias médicas durante el embarazo. Para desacreditar esta leyenda negra, la organización pro-vida Fundación Vida SV ha documentado decenas de casos de mujeres «inocentes y encarceladas» que en realidad sacrificaron a sus propios bebés sin piedad.
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