Burke llama a rezar por la Iglesia que es atacada especialmente desde adentro.
InfoVaticana
20 abril, 2023
El cardenal Burke ha vuelto a alertar del riesgo de cisma en la homilía que pronunció en Florencia en el Domingo de Resurrección.
Hablando sobre la Resurrección del Señor, el purpurado estadounidense destacó que «desde su asiento en la gloria a la diestra de Dios Padre, Nuestro Señor derrama sin cesar y sin medida su vida por nosotros. Él derrama la gracia suficiente, santificante y actual, del Espíritu Santo desde su glorioso Corazón traspasado en nuestros corazones. Así es que nosotros, vivos en Cristo por la efusión del Espíritu Santo, estamos destinados a disfrutar de la vida eterna. A nuestra muerte, nuestras almas están destinadas a descansar eternamente en Dios».
Raymond Burke afirmó en la homilía que «vivimos ahora en la presencia de Cristo Resucitado, participando del don mismo de Su vida que es la vida eterna. Recibimos de Él, mientras permanecemos fielmente en Su compañía, la gracia de vivir cada momento de la vida en anticipación de su cumplimiento en el Reino de los Cielos».
Oraciones por la Iglesia y por la paz
En el día de la Resurrección, Burke pidió rezar «por nuestra santa Madre Iglesia que es atacada por aquellos, especialmente desde dentro de la Iglesia, que en rebeldía separan su voluntad de la voluntad de Dios y así caen en tanta confusión y error con sus frutos mortíferos: división, herejía, apostasía y cisma«.
«Oremos por un renovado conocimiento y amor a la Sagrada Tradición, a Cristo, el único que es nuestra salvación y el único, en línea ininterrumpida desde el tiempo de los Apóstoles, que nos enseña la verdad divina, nos anima con el amor divino y nos da la gracia de obediencia a la voluntad de Dios y, por tanto, de salvación eterna», agregó el cardenal.
Por otro lado, el purpurado animó a rezar «por los pueblos del mundo que sufren violencia y muerte a causa de la injusticia fruto de la mentira, la corrupción y el odio, especialmente en Ucrania, pero también en muchas otras naciones y comunidades y familias. Oremos para que la gracia que fluye incesante e inconmensurablemente del Corazón traspasado de Nuestro Señor Resucitado llegue a sus corazones para sanarlos y llegue al corazón de todos para restaurar el orden de la justicia con su fruto que es la armonía y la paz».
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