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Arquidiócesis Medellín: Algunas Sugerencias par la Semana Santa.

Arquidiócesis Medellín: Algunas Sugerencias par la Semana Santa.

La Semana Santa, y particularmente el Triduo Pascual, nos ponen en el eje de nuestra fe al conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesús. En el misterio pascual está el sentido y el culmen de la historia humana. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que la Pascua no es una fiesta entre otras, sino la “fiesta de las fiestas”. Ocupa el centro mismo del año litúrgico; la preparan los cuarenta días de Cuaresma y la prolongan los cincuenta días que van hasta Pentecostés.

Estos días hay que vivirlos intensamente; deben orientar decididamente nuestra vida; deben renovar a fondo la comunidad cristiana; deben marcar para todos hacia el futuro un camino espiritual y apostólico. Todo esto porque deben llevarnos a un encuentro personal y a una adhesión convencida a Cristo, muerto y resucitado, que aceptó cumplir hasta las últimas consecuencias la voluntad de Dios y afrontar, por amor a nosotros, la ignominia de la cruz a finde hacernos partícipes de la nueva vida, que inició al surgir glorioso del sepulcro.

Si queremos aprovechar bien esta gracia singular, que necesitamos tanto en este tiempo en el que nos movemos en medio de incertidumbres sobre el futuro, de mentiras difundidas por diversos medios, de múltiples polarizaciones y divisiones, de críticas y oposiciones a la Iglesia, de alejamiento de algunos católicos de la vida cristiana, de un ambiente secularista que promueve una vida sin Dios, es preciso enfocarnos en lo fundamental y cuidar esta celebración, que congrega a tantas personas. Estas son algunas

1. Crear un clima de auténtica espiritualidad. Son muchos los que en este tiempo salen a divertirse; nosotros, en cambio, no estamos para exterioridades y actos teatrales. Guiados por el Espíritu de Dios, debemos entrar en un tiempo sagrado de escucha de la Palabra, de oración, de construcción de una vida nueva.

2. Apuntar al centro mismo del misterio de Cristo que celebramos. Por consiguiente, darle toda la fuerza y sentido a la Misa en la Cena del Señor, a la Acción Litúrgica de la Muerte del Señor y a la Vigilia Pascual, que se prolonga el Domingo de Pascua.

3. Realizar una liturgia viva y fructuosa. Para ello, impartir antes una catequesis adecuada, poner un clima espiritual en las distintas celebraciones, desarrollar los ritos con unción, lograr que el pueblo comprenda, asuma y participe.

4. Preparar y realizar bien todos los elementos celebrativos. La predicación debe introducir en el misterio, la participación adecuada de los ministros hace ágil y solemne la liturgia, los cantos bien seleccionados y ejecutados propician que toda la comunidad se una y ore, los actos piadosos con un contenido sólido disponen para aprovechar mejor la gracia de los sacramentos.

5. Promover y administrar bien el sacramento de la Penitencia. Es un medio eficaz para vivir intensamente la alegría de la Resurrección del Señor. El perdón que se recibe es fuente de paz interior y exterior, que contrarresta el odio, la injusticia, las divisiones y la violencia que hoy sigue viviendo nuestra sociedad.
6. Construir comunidad. Más allá de una religiosidad que tiene expresiones individuales y exteriores, los discípulos de Jesús debemos llegar a configurar una familia que vive y aprovecha a fondo la obra redentora de su Maestro y Señor.

7. Convocar especialmente a los niños y a los jóvenes. Es una oportunidad privilegiada para catequizarlos, acompañarlos en sus necesidades y vincularlos a la vida de la comunidad. Es muy conveniente promover la jornada del Domingo de Ramos y la Pascua Juvenil.

8. Hacer énfasis en la fraternidad el Jueves Santo. Para nosotros el amor es el signo de identidad y la nueva ley. En este día, llamar la parroquia a ser verdadera comunidad, vivir de algún modo concreto la caridad con los pobres, proponer a las pequeñas comunidades un momento de compartir.

9. Darle el verdadero sentido a la adoración eucarística del Jueves Santo. Liberarla de la competencia de los “monumentos” y del carácter de “gira turística”. Está hecha para “vigilar” con Cristo, en lugar de estar en la somnolencia que produce la insensibilidad frente al poder del mal. La Iglesia necesita que oremos mucho esta noche.

10. Favorecer que la Vigilia Pascual lleve a una experiencia bautismal. En el Bautismo hemos resucitado con Cristo, hemos iniciado una vida nueva de hijos y de hermanos. Este don y este gozo que hace presentes la Vigilia Pascual, nos debemos comprometer a vivirlos cada Domingo del año.

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